LA SUERTE DE LOS
YAZIDIS,
FUE UN GRITO DE GUERRA
PARA OTRA CAMPAÑA MILITAR
DE ESTADOS UNIDOS EN IRAK.
Escribe
RAMZY BAROUD (*)
Fuente “Middle East Eye”
Publica
“Rebelión”
Tradujo Germán Leyens
16 de Septiembre 2014
(*) RAMZY BAROUD
- Doctor en Historia de los Pueblos por
la Universidad de Exeter. Editor jefe de Middle East Eye, Columnista de
análisis internacional. Consultor de medios. Escritor. Fundador de “PalestineChronicle.com.”
Fue uno de los principales creadores de
la Agenia “Al-Jazeera". Enseñó Comunicación de Masas de la
Universidad Curtin de Australia, entre
varias otras. . Sus libros son éxitos editoriales La última obra es “My Father
Was a Freedom Fighter: Gaza’s Untold Story” ("Mi padre era un combatiente
de la libertad: La historia no contada de Gaza") Editó “Pluto Press”
Londres.
Hace unos pocos meses, no muchos estadounidenses, de hecho
también europeos, sabían que una secta yazidi realmente existía en el noroeste
de Iraq. Incluso en el propio Medio Oriente, los yazidis y su modo de vida han
sido un enigma, envuelto en misterio y sobre todo percibido mediante
estereotipos y
evidencia ficticia. Sin embargo de repente, la suerte de los
yazidis se convirtió en un grito de guerra para otra campaña militar dirigida
por EE.UU. en Iraq. No fue una sorpresa que la pequeña minoría iraquí se haya
convertido en un objetivo para fanáticos militantes del Estado Islámico
(EI/ISIS), que según las informaciones realizaron abominables crímenes contra
yazidis, obligándolos a huir hacia Dohuk, Irbil y otras regiones del norte de
Iraq. Según la ONU y otros grupos, 40.000 yazidis habían sido abandonados a su
suerte en el Monte Sinjar, esperando un inminente “genocidio” si EE.UU. y otras
potencias no actuaban para salvarlos.Todos conocemos los resultados de la
primera intervención. No es que las tácticas brutales del EI en Iraq del este,
del norte y central deban ser toleradas. Pero un verdadero acto de genocidio ya
había tenido lugar en Iraq durante casi dos décadas, comenzando con la guerra
de EE.UU. en 1990-91, un embargo de una década de duración y una guerra y
ocupación extremadamente destructivas desde 2003. Ni una sola vez un editorial
en un importante periódico en EE.UU. confirió el término “genocidio” al
asesinato y mutilación de millones de iraquíes. De hecho, la campaña del EI
forma en realidad parte de una gran rebelión suní en Iraq, como reacción a la
guerra estadounidens
e y a los años de opresión por el gobierno dirigido por
chiíes. El contexto es apenas relevante en la información selectiva sobre la
actual violencia en Iraq. Sobra decir que los responsables políticos
estadounidenses no se interesan mucho por los yazidis, porque no sirven de
ninguna manera los intereses de EE.UU. Sin embargo, la experiencia ha enseñado
que semejantes grupos solo son relevantes en una narrativa especialmente hecha
a la medida, en un momento específico, para ser explotada con fines políticos y
estratégicos. Dejarán de existir en cuanto se logra el objetivo.
Considérese,
por ejemplo, que el EI ha estado cometiendo horrendos crímenes de guerra en
Siria occidental y septentrional durante años, como lo hicieron fuerzas leales
al presidente Bashar al-Asad y militantes pertenecientes a los diversos grupos
de oposición en el país. Cientos de miles de sirios han sido muertos o heridos.
Varios grupos minoritarios en el país enfrentaron y siguen enfrontando un
genocidio. Sin embargo, el horripilante derramamiento de sangre en el país no
fue solo tolerado, sino realmente alentado.
(…ir al informe
completo)
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