miércoles, 24 de septiembre de 2014

RECORTES EN LA ÚLTIMA RED

EN ESPAÑA MÁS DE 3 MILLONES DE PERSONAS
ESTÁN EN “SITUACIÓN DE POBREZA SEVERA”.
 y 13 MILLONES... EN RIESGO DE EXCLUSIÓN SOCIAL

Escribe 
ALBERTO SENANTE (*) 
Fuente “Periodismo Humano”
 21 de septiembre 2014

(*) ALBERTO SENANTE – Periodista freelance. Publica en varios medios de la prensa alternativa. Redactor permanente en “Periodismo Humano”    (Fuente de esta nota)


 “De la noche a la mañana me vi durmiendo en la calle”. Vicente Ramón cuenta su experiencia de quedarse sin nada en una ciudad como Madrid, y salir de esa situación gracias a los escasos servicios sociales que se mantienen en la capital. La reforma local propuesta por el Gobierno puede suponer una drástica reducción de las ayudas a ese número creciente de personas que lo han perdido todo. Vicente no es una persona corriente. Eso uno se da cuenta desde que le estrecha la mano. Y lo confirm
Vicente Ramón
a apenas se le pide que diga su nombre a cámara. “Vicente Ramón, Ramón es el primer apellido, todo el mundo cree que es compuesto”. Y ya no para de contar sin interrupciones su vida. Se adelanta a cualquier pregunta, hilando palabras como sólo lo saben hacer los que tienen alma de niño o de cuentacuentos. Desde luego, Vicente Ramón no es una persona corriente. Como tampoco lo era su profesión hasta hace dos años, vendedor de juguetes y objetos antiguos por internet. Aunque por desgracia, su historia es la de miles. Su negocio se hunde con la crisis, y después de no pagar varios meses el alquiler una noche de septiembre se encuentra “durmiendo en la calle con lo puesto”. Hijo único, sin familiares cercanos, pidió ayuda a los que hasta entonces habían sido sus amigos, pero no obtuvo respuesta. “Había dejado de ser Vicente Ramón y me había convertido en un problema. Y la gente no quiere problemas”, razona. Duele, más de lo habitual, imaginar a este hombre de 55 años que desborda sensibilidad pasarse tres meses sobreviviendo por las calles de Madrid, haciendo cola en los
comedores, tocando en las puertas de los abarrotados albergues. Y cuesta creer a este sonriente licenciado en Geografía e Historia cuando recuerda que trató de suicidarse en dos ocasiones. “Ahora puedo decirlo, felizmente sin resultado“, añade sin dramatismo. Vicente puede contarlo. Vive en uno de los pocos albergues de la capital que no tienen límite de estancia. Participa en el blog colectivo que ha puesto en marcha la ONG Realidades. Con retraso, pero ha conseguido los 375 euros mensuales que concede la Renta Mínima de Inserción (RMI), esos que le permiten pagarse su café, o “incluso invitar de vez en cuando”. La Red Europea

de Lucha contra la Exclusión (EAPN) en Madrid denunció el pasado noviembre en un informe retrasos de hasta un año y medio en la aprobación de unas ayudas que por ley deben tramitarse en menos de 3 meses. Vicente culpa a uno de esos retrasos de la muerte de su amigo José Manuel. Pidieron esa ayuda a la vez, pero él murió hace cuatro meses después de más de un año sin tener una respuesta. La renta mínima suele ser el primer peldaño en que se impulsan muchas de las personas que lo han perdido todo para empezar a recuperar su vida, o al menos no seguir perdiéndola. “Seguro que hay muchos más casos, pero yo al menos conozco este”, lamenta Vicente, en el único momento de la conversación que pierde la alegría en la mirada.   (…ir a la nota completa)



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