¿ES TEMERARIO DECIR QUE GUERRAS
DEL SIGLO XXI TENDRÁN QUE
VER
CON TIERRA FÉRTIL Y AGUA?
CON TIERRA FÉRTIL Y AGUA?
¿NO ACECHAN MULTINACIONALES
BANCOS, FONDOS PÚBLICOS, ETC, ETC...?
BANCOS, FONDOS PÚBLICOS, ETC, ETC...?
Escribe
GUSTAVO DUCH (*)
Fuente “Eco Portal”
5 de Noviembre
2014
(*) GUSTAVO DUCH GUILLOT (1965, Barcelona) licenciado en
Veterinaria y Postgrado en Dirección de Empresas. Coordinador de la revista
Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas. Ha sido director de
Veterinarios Sin Fronteras. Integra Consejo Científico de ATTAC. Escribe en
importantes medios alternativos del continente. Columnista en ”La Jornada” de
Mexico entre otros..
En los últimos años la preocupación por la propiedad de la
tierra agraria ha vuelto a lugares destacados de muchas agendas de países como
Japón, China, Emiratos Árabes o Corea del Sur) Es tan acelerado como grave en
sus consecuencias. La más sangrante es que.las gentes locales pierden la
capacidad de vivir de sus
propias cosechas. Están también organismos
multinacionales como el Banco Mundial o la FAO, respaldando con programas
encaminados a validar algunas de estas operaciones, con el argumento de que “pueden
existir acaparamientos”. Y, por último, varias instituciones gubernamentales y
no gubernamentales están analizando qué sucede con la tierra agraria de los
países europeos. Si recogemos la síntesis de los estudios de la Fundación GRAIN
y el Transnational Institute advertimos que, también en Europa, en las últimas
décadas, se está acelerando el proceso de concentración de tierras a manos de
élites agrarias que anhelan los beneficios de la tierra entendida como simple
mercancía. Y es que quien controla la tierra fértil, cual anillo mágico, tiene
acceso a lucrarse con la
producción de alimentos pero también con la de
agrocombustibles o especulando con un bien finito que, como el petróleo, está
mermando. Esta tendencia está teniendo lugar tanto en la locomotora alemana (en
el año 1967 existían un total de 1.246.000 fincas agrarias y ahora apenas se
cuenta con 299.000 fincas); como por
ejemplo, en Catalunya. Según los datos que ofrece Carles Soler de la revista
Soberanía Alimentaria, vemos que de las 127.000 fincas agrarias que existían en
1982 hemos pasado a unas 58.000 explotaciones donde la concentración es muy
significativa pues de ellas, el 42% tienen menos de 5 Ha pero apenas
representan el 5% de la superficie agrícola
cultivada, mientras que un 4,8% de las fincas son grandes
explotaciones que concentran casi el 45% del total de la superficie. De hecho,
sólo 104 fincas son las propietarias de más del 13% de la superficie cultivada.
Pero donde el fenómeno alcanza las mayores dimensiones es en los países de la
Europa Oriental. Conocidos son los casos de empresas chinas que se han hecho
con tierras en Bulgaria para la producción a gran escala de maíz o el de
compañías de Oriente Medio en Rumanía con los mismos propósitos. El caso a
destacar, y el que amerita toda esta reflexión previa, es el caso concreto de
Ucrania, un territorio que si hoy está en disputa también lo es, por el valor
de su tierra. Algunos datos nos muestran como ya años antes al conflicto bélico
actual estaba muy presente el interés por sus tierras. Según un informe del
Oakland Intitute de EEUU, más de 1.6 millones de Has de tierra pasaron a manos
de empresas multinacionales en menos de diez años, “incluyendo más de 405.000
Has a una empresa registrada en Luxemburgo, 444.800 Has a inversores
registrados en Chipre, 120.000 Has a una empresa francesa y 250.000 Has a una
rusa”.
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