jueves, 6 de noviembre de 2014

SIETE AÑOS DE CRISIS Y DE MALA SUERTE

PARECIERA QUE SE ROMPIO EL ESPEJO 
DE ILUSIONES DEL NEOLIBERALISMO. 
ABATIENDOSE SOBRE LA ECONOMÍA 
GLOBAL  AÑOS DE MALDICIONES.


Escribe 
ALEJANDRO NADAL  (*) 
Fuente “La Jornada” de Mexico
5 de Noviembre 2014

(*)ALEJANDRO NADAL es Doctor en Economía por la Universidad de París y Profesor de Teoría Económica del Colegio de México.  Miembro del Consejo Editor de Sin Permiso y columnista permanente en “La Jornada” de México. Conferencista y Periodista que publica en importantes medios de Europa y América. Trabaja en un libro sobre macroeconomía. Sustenta que esta no es crisis económica, sino que es estructural del sistema.


En 2001 Alan Greenspan explicó los factores que según él habían permitido a Estados Unidos sortear los peligros de la inflación, volatilidad y crisis desde 1970. Para el entonces presidente de la Reserva federal, los factores clave fueron la política monetaria y, además, ¡la buena suerte! Lo de la política monetaria es debatible pero, sin lugar a dudas, parece que la buena
suerte se acabó hace mucho. Han pasado siete años desde que se dejaron sentir los primeros síntomas de la crisis económica y financiera global. Siete años de mala suerte. Las perspectivas para la economía global no son buenas, aunque muchos quisieran ver todo tipo de signos alentadores en indicadores diversos. El principal evento que inclina a pensar en “cosas buenas” es la terminación del programa de compra de activos de la Reserva federal, el famoso plan QE de flexibilización cuantitativa. El anuncio se hizo la semana pasada. El programa arrancó en 2008 y para el mes de septiembre pasado la Fed ya había adquirido 4.5
millones de millones de dólares en activos del sistema bancario. El programa QE fue de utilidad a los bancos y aunque tuvo un impacto en la economía real al mantener bajas las tasas de interés, el QE no sirvió como.   En realidad, una parte de la reducción del desempleo se debe a que muchos han abandonado la búsqueda de un trabajo remunerado y por eso ya no cuentan como desempleados. Además, un porcentaje significativo de personas ocupadas sólo tiene empleos de medio tiempo. Cuando se incluyen estos factores en las estadísticas laborales, el resultado en el mercado laboral deja de ser satisfactorio. Hoy seguimos en una depresión global. Estados Unidos no es la historia de recuperación que se quiere proyectar. Europa sigue entrampada en la crisis agravada por los programas de
austeridad. Por su parte, China sigue albergando la burbuja crediticia más grande del mundo. Si sigue sin reventar es por la capacidad de los bancos para ocultar cifras y porque los inversionistas chinos carecen de otras opciones para optimizar su cartera de inversiones. Esa es una de las razones por las cuales los agentes chinos compran hoy grandes cantidades de oro y por la que siguen adquiriendo derivados financieros de muy dudosa calidad. Por cierto, esos derivados encuentran su camino de regreso al mercado de bienes raíces y retroalimentan el crecimiento de la burbuja que algún día tendrá que estallar. Las dificultades que experimenta la economía global conducen a una pregunta de dimensiones históricas: ¿es viable el capitalismo dominado por el capital financiero? 

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