martes, 11 de noviembre de 2014

DE LA LUCHA DE CLASES Y LAS COSAS DEL COMER

EL CAPITALISMO,TRANSFORMANDO NECESIDADES 
EN MERCANCÍAS  CONVIERTE ALIMENTOS,
 Y AÚN MÁS AQUELLOS DE CALIDAD, EN OBJETO DE LUJO

Escribe 
ESTHER VIVAS (*) 
Fuente “Eco Portal” 
 10 de Noviembre 2014

(*) ESTHER VIVAS (Sabadell, 1975) Es una activista española autora de diversos libros y publicaciones sobre movimientos sociales. Licenciada en periodismo y diplomada en estudios superiores de sociología por la Universitat Autònoma de Barcelona. Desmonta uno a uno los mitos sobre los cuales está construído el actual sistema agroalimentario. Explica el criminal negocio de las técnicas y empresas alimentarias. Con JOSEPH MARIA ANTENTAS Profesor de Sociología de la Universitat Autónoma de Barcelona (UAB).  escribió el libro “Planeta Indignado”, son militantes de Izquierda Anticapitalista, miembros de la redacción de la revista Viento Sur y columnistas en varios medios.


¿Comen lo mismo ricos y pobres? ¿Nuestros ingresos determinan nuestra despensa? Hoy, ¿quiénes son los gordos? A pesar de que a menudo, y desde determinados ámbitos, se asocia con desdén la apuesta por una comida sana y saludable a “una cosa” de “pijos”, “hippies” o “comeflores”, la realidad, como a menudo sucede, dista mucho de los comentarios cortos de miras. Defender una alimentación ecológica, local y campesina es de lo más “revolucionario”. 
mirando de cerca al modelo agroalimentario vemos como éste viene determinado, sin lugar a dudas, por los intereses del capital, o lo que es lo mismo los intereses de las grandes empresas del sector (agroindustria y supermercados), las cuales buscan hacer negocio con algo tan esencial como es la comida. Del mismo modo que ha hecho de la vivienda un bien solo accesible a quienes se lo pueden permitir, y misma suerte corren nuestra sanidad y educación. Aunque no solo la lógica del capital golpea el modelo alimentario, la mano invisible del patriarcado mueve también los hilos de este sistema. Sino, ¿cómo se explica que aquellas que más producen comida, las mujeres, sean las que más pasan hambre? No olvidemos que entre el 60% y el 80% de la producción de alimentos en los países

del Sur, según datos de la FAO, está en manos de las mujeres, sin embargo estás, paradójicamente, son las que sufren el 60% del hambre crónica global. La mujer trabaja la tierra, pero no tiene acceso a la propiedad de la tierra, a los medios de producción, al crédito agrícola. He aquí la cuestión. No se trata de ideologizar los discursos, pero si dejar claro a todos aquellos que consideran que esto del “comer bien” es solo cosa, como dirían en francés, de “bobos”, de “bourgeois bohème”, que nada más lejos de la realidad. ¿Comen lo mismo ricos y pobres? No. ¿Nuestros ingresos determinan nuestra despensa? Efectivamente. Un estudio de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca pone blanco sobre negro: un 45% de los afectados por desahucios tiene
dificultades para comprar los alimentos necesarios para comer. Los ingresos económicos ponen límites a lo que adquirimos: disminuye el consumo de carne de vacuno y pescado y, en relación al período anterior a la crisis, el consumo de fruta y verdura fresca. Por contra, aumenta la adquisición de productos menos nutritivos, altamente procesados y ricos en calorías, como los dulces envasados: galletas, chocolates y sucedáneos, bollería y pastelería. Nuestra clase social, formación y poder adquisitivo, determina qué comemos. Entonces, hoy, ¿quiénes son los gordos? En general, quienes menos tienen, y peor comen.  

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