EN MÉXICO, DESDE 2006
MÁS DE 120 MIL
HAN SIDO EJECUTADOS. MILES HAN SUFRIDO
DESAPARICIÓN
FORZADA, Y DE ELLOS
LA GRAN MAYORÍA SON
JÓVENES Y POBRES.
Escribe
GILBERTO LÓPEZ Y RIVAS (*)
Columnista habitual de
“La Jornada” de Mexico
– 7 de Noviembre 2014
(*) LOPEZ
RIVAS GILBERTO . Antropólogo, ensayista y político
mexicano. Es un destacado intelectual latinoamericano. Profesor-investigador
del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Doctor en
Antropología por la Universidad de Utah, Estados Unidos (1976), y Maestro por
la Universidad Nacional Autónoma de México. Conferencista internacional en
temas del extractivismo y es también un
estudioso y militante en la cuestión de
los pueblos originarios en México y en Latino América.
El brutal crimen perpetrado contra los jóvenes normalistas
de Ayotzinapa, que ha horrorizado a la sociedad mexicana y provocado la
indignación en el mundo, no ha sido una
acción aislada,sino una constante y sistemática política de Estado
durante
décadas. Desde ese 2 de octubre de 1968 en que el Ejército asesinó a estudiantes
en la Plaza de Tlatelolco. Desde ese 10 de junio de 1971 en que el grupo
paramilitar disparó contra una manifestación estudiantil pacífica. Desde la
guerra sucia de los años 70 y 80, cuando Mexico, como hoy, se llenó de cárceles
y fosas clandestinas y los militares mexicanos inauguraron los vuelos de la muerte. Técnica
de desaparición forzada exportada por los asesores franceses, que lanzaban al
mar desde aviones a revolucionarios argelinos. No sólo la violencia política,
sino también la de carácter estructural contra los jóvenes, la
trasnacionalización capitalista neoliberal las ha incrementado. La “gran
prensa” internacional no lo ha
hecho público. En México, desde 2006, más de 120
mil personas han sido ejecutadas. Mientras miles han sufrido desaparición
forzada, y que de ellas, la gran mayoría son jóvenes y pobres. La mayor parte
de las mujeres asesinadas y víctimas de la violencia son jóvenes. La generación
que nació en estas décadas de barbarie neoliberal sufre la pérdida de
conquistas civilizatorias del llamado Estado benefactor, que ha significado una
reducción drástica de sus posibilidades de acceso a educación, salud, cultura,
a los espacios y tiempos lúdicos y a la inserción laboral en la ciudad y el
campo. La juventud padece, asimismo, formas preferentes de sobrexplotación, y
de precarización en las
condiciones de vida. Desempleo y subempleo en el ámbito
laboral. De ahí la importancia y pertinencia de la Audiencia Temática sobre la
Destrucción de la Juventud y las Generaciones Futuras del Tribunal Permanente
de los Pueblos, capítulo México, del 8 al 10 de noviembre en el Museo de la
Ciudad de México, y en cuyo proceso de preparación de la acusación han participado cientos de jóvenes de más de
20 estados del país. La acusación en torno a la juventud parte de una
autodefinición de este sector, no sólo como un rango demográfico, el 32 por
ciento del total de la población del país, sino también como una relación
social de la actual
mundialización del capital: "Somos la parte más agraviada de
la nación destruida, del suelo ocupado. Somos la generación que nació con el
libre comercio, la última generación joven del país. Somos las secuelas y
vestigios de lo que el neoliberalismo aún no ha barrido. Somos el presente al
que se le niega el pasado y se le cierra toda posibilidad de futuro. Somos las
generaciones pasadas de un futuro que amenaza con no existir, las generaciones
de un pasado liquidado. Somos las y los jóvenes de México, las y los condenados
de la patria "
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