“CONDICIONES
PARA EL ALCA NO ESTÁN
DADAS SI HAY SUBSIDIOS Y ASIMETRÍAS.
INTEGRACIÓN DEBE SER DE IGUAL A IGUAL”
INTEGRACIÓN DEBE SER DE IGUAL A IGUAL”
Escribe
MARIO
RAPOPORT (*)
Columnista en "Página 12"
9 de Noviembre 2014
(*) MARIO RAPOPORT - Escritor.
Periodista. Economista y Doctor en Historia Universidad de Paris
- Pantheón-Sorbonne. Dirige el Instituto de Investigaciones de Historia
Económica y Social de la UBA. Destacado profesor e investigador de la
historia económica, política y social de la Argentina y de otros países así
como de las relaciones internacionales. Autor de "Las grandes crisis del
capitalismo contemporáneo" "
El Cono Sur. Una historia común" entre otras obras.
El
rechazo del ALCA, el 4 y 5 de noviembre de 2005, en la Cumbre de las Américas,
en Mar del Plata fue una fecha decisiva para la historia de nuestro continente.
En estos días se cumplió un nuevo aniversario. En ese momento, el presidente Kirchner
lo calificó como un “día histórico”. Sin ocultar su satisfacción,
agregó: “Esto
es, que las condiciones para el ALCA no están dadas mientras existan subsidios
y asimetrías. La integración tiene que discutirse de igual a igual teniendo en
cuenta las asimetrías de cada país”. Hoy en día, el Mercosur está en una
encrucijada, cuyas raíces se encuentran no sólo en la región sino en la crisis
mundial. Asistimos a un relativo estancamiento del volumen del comercio entre
sus miembros y se profundizan los desequilibrios regionales. Brasil controla
cada vez mayores segmentos de la industria argentina y se transformó en uno de
los principales inversores en el país. Este hecho, más las dificultades en el
sector automotor, genera tensiones en el cual se encuadra el conflicto
suscitado por los intentos de
la Argentina de promover su reindustrialización,
lo que compite con el aparato industrial brasileño, construido sobre la base de
una histórica y sostenida estrategia económica por parte del país vecino. Es
evidente, sin embargo, que pese a los problemas existentes, gran parte de un
eje geoeconómico e industrial en Sudamérica pasará necesariamente por acoplar
los sectores relevantes de la Argentina y Brasil, sin que esto implique
connotación excluyente alguna en referencia a otros países. De la misma manera
en que la construcción europea inicial fue básicamente una alianza de intereses
franco-alemana, un salto cualitativo en simbiosis y pactos estratégicos tiene
que
hacerse a nivel de gobiernos y empresas, entre dos o tres países, por
razones de manejabilidad y eficacia organizacional, al menos inicialmente. Por
otra parte, expandiendo el horizonte de lo posible, la capacidad futura de
penetración en los mercados internacionales seguirá descansando en gran parte
en la formación de un vasto mercado interno continental, en un proceso que
incluye sucesiva o simultáneamente un respeto por las estrategias nacionales, y
una amplia diversificación hacia otras regiones. El rechazo del ALCA supuso
dejar de dar la espalda a nuestros vecinos y extender nuestras fronteras
naturales, económicas y humanas hacia aquellos con los que podemos entendernos
mejor sin transformarnos de vuelta como en el pasado en una dependencia de la
metrópolis de turno. Las recientes victorias electorales de fuerzas pro
Mercosur en Brasil, Uruguay y Bolivia alientan a una continuación de ese
proceso.
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