EN UN
MUNDO CON EL CENTRO DE LA POLÍTICA
A LA DERECHA, CUALQUIERA QUE NOMBRE
POBREZA E INJUSTICIA YA ES MARXISTA
Escribe
MACIEK WISNIEWSKI(*)
Columnista en “La
Jornada”
de Mexico – 7 de Noviembre 2014.
(*)
MACIEK WISNIEWSKI – Periodista polaco
muy respetado en el exterior. Se le considera pionero en la modalidad de
colaborador On Line. Su trabajo esta centrado en temas sociales. Columnista en
“La Jornada” de México y de “Le Monde diplomatique” (ed. polaca), entre varios
otros importantes medios. Ha dicho que…”
Para los (neo) liberales el remedio a la crisis es más de lo mismo: menos
estado, más recortes y menos beneficios sociales…”
Apuesto que ni los spin-doctors del Vaticano se
imaginaban que su re-branding iba a ser tan exitoso. Que en poco tiempo
convertirían a Jorge Mario Bergoglio, conservador cercano a los sectores más
reaccionarios de la Iglesia argentina durante la dictadura, que ponía palos en
la rueda del progresismo kirchnerista, en un líder mundial de izquierda. Pero
iban viento en popa. Cualquier conservador
sensible –como Bergoglio–, en
comparación con los ultraconservadores-trogloditas que dominan en la Iglesia
post wojtyliana, parece un progresista. En un mundo donde la crítica escasea,
cualquiera que critique al capitalismo tiene posibilidades de parecer mesías de
izquierda. El truco de la operación Francisco es que en mucha parte el trabajo
se hacía solito. Eso no quiere decir que Bergoglio no pusiera su parte:
desplegó y manejó (casi) a la perfección todo el arsenal de gestos y mensajes
–adrede– ambiguos; coqueteó y sedujo a círculos progresistas dentro y fuera de
la Iglesia. Pero, si uno ponía atención, en cada destello de sus simulaciones
ideológicas se veían, como una sombra, su pasado y presente conservador, e
igualmente conservadores principios rectores de su papado: a) disciplina, b)
hegemonía, c) cooptación y d)
neutralización. Francisco rechaza las acusaciones
de la derecha estadunidense de ser un marxista tras su crítica light al
capitalismo en Evangelli Gaudium (los mismos círculos que dicen que el debate
sobre las desigualdades es comunista, mientras es... procapitalista): La
ideología marxista está equivocada, pero conocí a muchos marxistas buenas
personas y no me ofendo (Página/12, 16/12/13). ¿Y ayer? Estuvo cerca de los
jerarcas que temían que si fracasaba la dictadura venía el marxismo (sic).
Castigaba a los curas villeros que lo ponían en práctica. A los padres Yorio y
Jalics los tachó de izquierdistas, entregándolos a los militares (digan lo que digan
hoy los embellecedores de su biografía). Seguro no se ofendieron, pero casi
perdieron la vida. Horacio Verbitsky: Hoy estos son asuntos teóricos opinables,
como el debate sobre marxismo o la teología de la liberación que Bergoglio ha
reavivado. Pero en aquellos años era cuestión de vida o muerte . El tema de la
rehabilitación de la teología de la liberación por Francisco merece análisis
aparte; aquí, sólo dos
puntos. Si hay una piedra de toque del éxito de sus
simulaciones es la existencia de quienes hoy creen que él siempre estuvo
influenciado por ella, sólo se escondía; por otro lado, si por influencia se
entiende que se le oponía ferozmente, pues sí, estuvo muy influenciado. Sigue
actual el análisis histórico de Michael Löwy que lo localizaba en los antípodas
de esta corriente (Le Monde, 30/3/13); los últimos meses lo confirmaron:
contrariamente a la teología de la liberación, él opta no por el empoderamiento
de los pobres, sino su tutelaje; ignora sus predicamentos más radicales, coopta
su potencial y neutraliza lo más subversivo.
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