viernes, 7 de noviembre de 2014

MUERTES GRATUITAS

DISCUSIONES DE MODELOS ECONÓMICOS Y SOCIALES 
ABUNDAN EN  MITOS, FALACIAS, COARTADAS…
QUE IMPIDEN  VER  EFECTOS Y  CAUSAS…  

Escribe 
BERNARDO KLIKSBERG (*)
  Columnista habitual de "Página 12"
 de Argentina 6 de Noviembre 2014.

(*) BERNARDO KLIKSBERG – (Argentina) Doctor en Economía. Pionero de la "Ética para el Desarrollo”. Es de los principales expertos a nivel mundial en lucha contra la pobreza. Autor de 50 libros y centenares de trabajos en áreas críticas del desarrollo, la Responsabilidad Social Empresarial, el capital social, la lucha contra la pobreza, El último libro “Primero la gente” es best seller internacional, con 19 ediciones, escrita con el premio Nobel de Economía Amartya Sen.

Diariamente perecen 18.000 niños, más de 6 millones por año por causas totalmente evitables. Son muertes gratuitas. Las tres causas principales son la desnutrición, que los coloca en extrema vulnerabilidad; la falta de agua potable, con la consiguiente ingestión de agua contaminada, y la ausencia de instalaciones sanitarias. Pasan hambre 842 millones de personas, en un mundo que produce alimentos que podrían abastecer a una población muy superior a la actual. Más de
700 millones no tienen acceso a agua potable y 1000 millones de personas hacen sus necesidades a cielo abierto. Las tres causales se refuerzan mutuamente. Una reciente investigación en la India, que tiene más de un 40 por ciento de niños desnutridos, exploró un enigma. Algunas políticas sociales hicieron llegar alimentos a niños desnutridos. Cuando se los comparó con otros desnutridos que no los recibieron, se comprobó que todos estaban igual. Una razón central fue que el 50 por ciento de la población se ve obligada a hacer sus deposiciones a cielo abierto por la dramática carencia de instalaciones sanitarias. El nivel de contaminación produce infecciones bacterianas repetidas en los niños. Ellas dañan significativamente su aparato digestivo, que no puede metabolizar los

alimentos. Por otra parte, según Unicef, la ingestión repetida de agua contaminada lleva a que los niños con diarrea se debiliten y puedan contraer neumonía y otras enfermedades graves. Asimismo, puede producir un daño cognoscitivo permanente. Una de las desigualdades más groseras es el acceso al agua. Según la ONU, una persona debe poder contar con un mínimo de 20 litros de agua diarios. Se estima que más de 1000 millones tienen menos de 5 litros diarios. En los países desarrollados se consumen 400 litros diarios per cápita. Si la ciudadanía no ata cabos, las grandes disparidades quedan legitimidas. Entre otras, la brillante senadora Elizabeth Warren, nueva estrella intelectual del Partido Demócrata (la profesora de Harvard que preparó la ley de regulación financiera después de la crisis del 2008/9 y que ocupa la banca que perteneció a Edward Kennedy), insiste dirigiéndose a los más ricos sobre


esas conexiones. Su argumentación es: a ustedes les ha ido muy bien, pero la inmensa mayoría tenemos mucho que ver con eso. Sus empresas existen y rinden grandes beneficios porque el pueblo americano construyó con sus impuestos los puentes, los caminos, la infraestructura, las escuelas donde se formaron sus operarios y muchas otras cosas. El Premio Nobel de Economía Robert Solow es muy directo. Dice que detrás de la disparada de las desigualdades están la destrucción del movimiento sindical que ha dejado a los trabajadores sin protección, el desmantelamiento de la legislación social y los sueldos muy bajos. Como lo demostró Thomas Piketty, desde 1970 la participación del capital en el producto crece y la de los asalariados baja sistemáticamente.    
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-259184-2014-11-06.html


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