domingo, 7 de diciembre de 2014

AGROECOLOGÍA: SOLUCIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO

CIENTÍFICOS ESPECIALIZADOS EN CAMBIO CLIMÁTICO 
ADVIERTEN  QUE LA CRISIS CLIMÁTICA  EMPEORA 
EN VARIOS ASPECTOS AFECTANDO  PRODUCTIVIDAD AGRÍCOLA

Escriben 
KIRTANA CHANDRASEKARAN
Y MARTÍN DRAGO 
responsables de la campaña
 “Soberanía Alimentaria de Amigos 
de la Tierra Internacional” 
Lima PERU 6 de diciembre 2014  
Fuente “Eco Portal”
6 de diciembre 2014

(Las opiniones de este artículo corresponden a sus autores y no representan necesariamente las de IPS, ni pueden atribuírsele)

 ¿Adoptarán nuestros gobiernos las medidas urgentes y necesarias para abordar estas crisis? Tienen una oportunidad en la ronda de negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se realiza en Lima, del 1 al 12 de este mes de diciembre
Martin Drago
. En nuestro planeta, 805 millones de personas padecen hambre crónica y el sobrepeso y la obesidad afecta a más de 2.000 millones de personas; 65 por ciento de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad matan más personas que la desnutrición. Quienes padecen hambre son principalmente las personas pobres de las zonas rurales en los países en desarrollo, fundamentalmente productores a pequeña escala de África y Asia. Casi una de cada nueve personas se va a dormir con hambre cada noche. La enorme mayoría de los gobiernos de todo el mundo han ignorado a los productores a pequeña escala durante décadas, sumiendo a millones de ellos en la pobreza. Sin embargo, ellos y ellas siguen siendo quienes producen la mayor parte de los alimentos del mundo, utilizando variedades tradicionales de semillas y sin recurrir a insumos industriales. En
África, los campesinos y campesinas cultivan prácticamente todos los alimentos que se consumen a nivel local. En América Latina, 60 por ciento de la producción, incluida la carne, proviene de pequeñas fincas familiares. En Asia, centro mundial de la producción de arroz, prácticamente todo el arroz se cultiva en granjas de menos de dos hectáreas. Aun así, el agronegocio y algunos gobiernos promueven fuertemente la agricultura industrial (basada en monocultivos, semillas híbridas y plaguicidas y fertilizantes químicos) como la mejor forma de alimentar al planeta. Además, la

agricultura industrial es una de las mayores contribuyentes al cambio climático, debido a su alto consumo de combustibles fósiles, pesticidas y fertilizantes y a sus impactos sobre suelos, aguas y biodiversidad. Existe suficiente evidencia de que está destruyendo los recursos de los que dependemos para producir nuestros alimentos. Pero los promotores de la agricultura industrial hacen caso omiso de sus impactos ambientales. Sabiendo el gran reto que representa el cambio climático, ya que podría reducir considerablemente la productividad agrícola, especialmente en los países en desarrollo, otros son los caminos que se deberían fomentar. Por otro lado, los defensores de la agricultura industrial la justifican señalando que debido a la creciente población mundial se necesitarán producir más alimentos y para ello es


necesario aumentar los rendimientos. Pero sabemos que producir más alimentos y aumentar el rendimiento no son los únicos retos. De hecho, ya producimos suficientes alimentos para alimentar a nuestra población actual y futura. El problema no es la falta de alimentos, sino su distribución desigual. El acceso a los alimentos está definido por la riqueza y el lucro, en lugar de la necesidad. Se promueve el libre comercio por encima del derecho a la alimentación. Como consecuencia de ello, la mitad de los granos del mundo se utilizan para alimentar a animales criados en establecimientos industriales y una proporción importante de cultivos básicos en la alimentación se convierten en agrocombustibles para alimentar autos. Así, las personas hambrientas se quedan sin alimentos para dárselos a los consumidores ricos.   




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