EL CAPITALISMO EN SU
LÓGICA ES CORRUPTO,
IMPONE LA DOMINACIÓN
DEL CAPITAL SOBRE EL TRABAJO,
CON LA
DEVASTACIÓN DE LA NATURALEZA
Escribe
LEONARDO BOFF (*)
Fuente
Viernes 5 de Diciembre 2014
(*)LEONARDO
BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y escritor Uno de los fundadores de la Teología
de la Liberación. en 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida
por el Cardenal Ratzinger (ex Papa) le silenció por un año por su libro “La
Iglesia, Carisma y Poder” . Profesor de, ética y filosofía en Brasil.
Conferencista en muchas universidades, como Heidelberg, Harvard, Salamanca,
Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Escribió más de 100 libros,
traducidos a muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio
Right Livelihood
He sido atacado ferozmente a través de los medios sociales
por haber apoyado el proyecto político del PT y de la Presidenta Dilma
Rousseff, siempre con el mismo argumento: ¿por qué no reconoce y escribe contra
la corrupción? He escrito varias veces sobre el tema. Repaso algunas ideas como
respuesta. La palabra
corrupción tiene su origen en la teología. Antes de
hablar del pecado original, la tradición cristina decía que el ser humano vive
en una situación de corrupción. El
filósofo Kant hacía la misma constatación al decir: «somos un leño torcido del
cual no se puede sacar tablas rectas». En otras palabras: hay en nosotros una
fuerza que nos incita al desvío y la corrupción es uno de ellos. ¿Cómo se
explica la corrupción en Brasil? Identifico tres razones básicas entre otras:
la histórica, la política y la cultural. La histórica: somos herederos de una
perversa herencia colonial y esclavócrata que marcó nuestros hábitos. La
colonización y la esclavitud son instituciones objetivamente violentas e
injustas. Entonces las personas para sobrevivir y guardar una mínima libertad
eran empujadas a corromper. La política:
la base de la corrupción política
reside en el patrimonialismo y en el capitalismo sin reglas. En el
patrimonialismo no se distingue la esfera pública de la privada. Los que están
en el poder tratan la cosa pública como si fuese suya y organizan el Estado con
estructuras y leyes que sirvan a sus intereses sin pensar en el bien común. Hay
un neopatrimonialismo en la actual política que da ventajas (concesiones,
medios de comunicación) a paniguados políticos. Piketti tiene razón. La
democracia pretendiendo ser representativa de todos, representa en realidad los
intereses de los grupos dominantes y no los generales de la nación. Esta
situación configura una corrupción ya estructurada y hace que acciones
corruptas campeen libre e impunemente. La cultural: La cultura dicta reglas
socialmente reconocidas.
Roberto Pompeu de Toledo escribió en 1994 en la
Revista Vea: «Hoy sabemos que la corrupción forma parte de nuestro sistema de
poder tanto como el arroz y el fríjol de nuestras comidas». A los corruptos se
les considera hábiles y no los criminales que en realidad son. Como regla
general podemos decir: cuanto más desigual e injusta es una sociedad y en especial
un Estado, más se crea un caldo cultural que permite y tolera la corrupción. La
tendencia a la corrupción se manifiesta especialmente en los portadores de
poder. Bien lo decía el católico Lord Acton (1843-1902): «el poder tiende a
corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente». Y añadía: «mi dogma es
la maldad general de los hombres portadores de autoridad; son los que más se
corrompen». ¿Por qué eso? Hobbes en su Leviatán (1651) nos indica una respuesta
plausible: «la razón de eso reside en el hecho de que no se puede garantizar el
poder sino buscando más y más poder».
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