sábado, 6 de diciembre de 2014

Espejos Extraños- BRASIL: LA GRAN DIVISIÓN

UN CONTINENTE  DONDE OTROS PAÍSES COMO  VENEZUELA, 
ARGENTINA, CHILE, BOLIVIA, ECUADOR, URUGUAY- 
BUSCAN SOLUCIONES CON LA MISMA ORIENTACIÓN 

Escribe 
BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS (*) 
Fuente: BLOG del autor en “Público.es”  
15 Noviembre 2014

(*) BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS. (Coímbra, Portugal, 1940)  Poeta y ensayista portugués.  Doctor en Sociología del derecho por la Universidad de Yale, científico social y uno de los referentes   de la sociología jurídica contemporánea. Profesor catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad de Coimbra (Portugal). se ha dedicado a una intensa militancia intelectual Sus ultimos libros son ”Si Dios fuese un activista de los derechos humanos” (Madrid, Trotta 2014) y, de próxima aparición y co-escrito con Maria Paula Meneses “Epistemologías del Sur “(Madrid, Akal).

Las elecciones de Brasil suscitaron una gran atención en los medios de comunicación a nivel mundial. En gran medida, estos hicieron una cobertura hostil de la candidata Dilma Rousseff.  El paroxismo del odio contrario al PT llevó
a una revista de amplia circulación, Veja, a encaminarse por una vía probablemente ilegal. El New York Times en ninguna ocasión se refirió  a la candidata del PT sin el epíteto de “exguerrillera”. Con la misma inconsistencia de siempre, no se le ocurriría a este periódico, o a tantos otros que siguen su línea, referirse a la “excomunista” Ángela Merkel o al “exmaoísta” Durão Barroso, o incluso al “comunista” Xi Jinping, presidente de China. Los intereses que sustentan a esta prensa corporativa esperaban y querían que la candidata del PT fuese derrotada. El terrorismo económico de las agencias de rating, de The Economist, del Financial Times y de la bolsa de valores buscó condicionar a los electores brasileños y asumió una virulencia sorprendente, tomando en cuenta la moderación del nacionalismo desarrollista brasileño y el hecho evidente de que son sobre todo factores mundiales (léase, China) los que

afectan el ritmo de crecimiento de países como Brasil. Hay razones externas e internas que solo parcialmente se sobreponen. De ahí la necesidad de analizarlas por separado. Brasil es hoy el ejemplo internacionalmente más  importante y consolidado de la posibilidad de regular el capitalismo para garantizar un mínimo de justicia social e impedir que la democracia sea totalmente capturada por los dueños del capital, como sucede hoy en Estados Unidos y está ocurriendo un

poco en todas partes. Y Brasil no está solo. Solo es el país más importante de un continente donde muchos otros países (Venezuela, Argentina, Chile, Bolivia, Ecuador, Uruguay) buscan soluciones con la misma orientación política general, aunque diverjan en la dosis de nacionalismo o de populismo (tal y como Ernesto Laclau, no condeno en bloque ni a uno ni a otro). Además, estos países han procurado construir formas de solidaridad regional que no pasan por la bendición norteamericana, al contrario de lo que sucedía antes. ¿Cuál es el significado global de esta rebeldía? Ella configura una nueva Guerra Fría. Una Guerra Fría ya no entre el capitalismo y el socialismo, sino entre el capitalismo neoliberal global, sin vestigio nacionalista o popular, y el capitalismo con alguna dimensión
nacional y popular, o capitalismo socialdemócrata o socialdemocracia capitalista. Este último capitalismo puede asumir muchas formas y puede llegar a estar presente tanto en Rusia como en China, en India o en África del Sur, o sea, en los llamados BRICS. El fin de la Guerra Fría histórica no fue solo el fin del socialismo en su versión histórica; fue también el fin de la socialdemocracia europea, la única entonces existente, pues a partir de ese momento el capitalismo se sintió liberado de su obligación de sacrificar sus lucros inmediatos para garantizar la paz social siempre amenazada por la existencia de una  alternativa potencialmente más justa. Fue así que el fin de la Guerra Fría desarmó a la socialdemocracia europea. Pero, contradictoriamente, hizo posible la emergencia de la socialdemocracia latinoamericana. No olvidemos que América Latina fue una de las grandes víctimas de la Guerra Fría histórica.       

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