domingo, 25 de enero de 2015

LA IMPUNIDAD COMO NORMA EN EL CAPITALISMO

AL CAPITALISMO LE INTERESA LA LÓGICA SISTÉMICA DE LA GANANCIA,  
MUCHO MENOS INTERESADO EN LOS INGRESOS POPULARES 
Y CONDICIONES DE VIDA DE LA POBLACIÓN MUNDIAL

Escribe 
JULIO GAMBINA (*) 
Fuente BLOG del autor 
Sabado 24 de enero 2015

(*)GAMBINA JULIO CESAR – (Argentina) Doctor en Ciencias Sociales (UBA) Profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario, Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP, e Integrante del Comité Directivo del consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO. Miembro del Consejo Académico de ATTAC-Argentina y dirige el Centro de Estudios Formación de la Federación Judicial Argentina.


Resulta difícil opinar sobre cuestiones de la coyuntura económica de Argentina en momentos de gran confusión política e institucional motivada en la muerte del fiscal Nisman, muy cercano a los servicios de inteligencia y a la embajada de EEUU, y las derivaciones suscitadas en torno a la impune investigación de la voladura de la AMIA en 1994, algo que trasciende al gobierno actual.  A instancias
del Instituto Espacio para la Memoria, con la autoría conjunta de Osvaldo Bayer y Atilio Boron escribimos en 2009 un texto sobre el Terrorismo de Estado que trata de repasar la historia del terrorismo de Estado en la Argentina  de mercantilización de la palabra y el pensamiento). La trama del desarrollo terrorista estatal se asocia a la promoción de legislación antiterrorista en casi todos los países de la región y en los últimos años. Es una presión desde la política exterior de EEUU y de los organismos internacionales, que asocian la demanda antiterrorista al combate al lavado de dinero o al narcotráfico, cuando el capitalismo contemporáneo está indisolublemente asociado al crimen, al contrabando, la especulación, el tráfico de drogas, armas o personas. Los paraísos fiscales existen en variados

territorios, incluso en EEUU y aún con altisonantes declaraciones, por ejemplo del G20, nada concreto se avanza en su eliminación. Ese capitalismo delictivo se expresa en actividades asociadas al espionaje mundial y local, que sufren los pueblos del mundo, por ser base de operaciones motorizadas por transnacionales de los medios de información o de desinformación, con el objetivo de manipular y condicionar la opinión pública o el sentido común, que con Gramsci repetimos, es el sentido común de las clases dominantes. El accionar del terrorismo de Estado en el capitalismo mundial supone la impunidad, que es lo que aparece como trasfondo y esencia continua en nuestra historia reciente. Este es un momento en que reaparece la desconfianza de la sociedad en la institucionalidad y nos habilita a

pensar en un nuevo ciclo de la crisis política e institucional en la Argentina, más allá de las críticas a la Justicia, al Parlamento, o a los gobiernos (actuales o pasados, nacionales, provinciales o municipales). Digamos también sin duda, que los episodios políticos intervienen en la cuestión económica, porque hemos repetido hasta el cansancio que la economía es política y viceversa. La coyuntura económica viene siendo caracterizada por la desaceleración del nivel de actividad y la recesión productiva, con muchas dudas en la posibilidad de superar el ciclo en el corto plazo en este año de renovación electoral presidencial. Todos los diagnósticos y pronósticos dan cuenta de la dificultad para superar la situación. Se acaban de publicar los datos del balance del sector externo del 2014 y dan cuenta de una baja de las exportaciones, de las importaciones y del saldo comercial, menor a 7.000 millones de dólares. En ese marco se destaca un déficit energético superior a los 6.000 millones de dólares y una factura de importación
de combustibles superior a los 11.000 millones de dólares. En la reunión del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, la organización OXFAM presentó un informe donde remarca con datos de la OIT que “Desde el inicio de la crisis global, en el año 2008, se perdieron más de 61 millones de empleos”. Que “La crisis de empleo aún no pasó, y que no hay motivo para la autocomplacencia”, a pesar de la leve mejoría de las potencias. El FMI, el Banco Mundial y todos los organismos con departamentos de investigación y pronósticos aluden a la continuidad de la crisis mundial, con impactos diferenciados.    


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