domingo, 15 de febrero de 2015

LAS BÚSQUEDAS DEL HOMBRE

“LOGRARON DETENER EL CONFLICTO”. NO ES POCO. 
TAMPOCO ES MUCHO. EL ODIO QUEDÓ. 
LAS EXIGENCIAS DE LOS DOS ESTÁN EN LA MESA. 
EE.UU. VIGILA  QUE NO CREZCA EL PODER DE RUSIA.

Escribe 
 OSVALDO BAYER (*) 
Columnista habitual
 de “Página 12” 
Buenos Aires, Argentina 
desde Bonn, Alemania 
Domingo 15 de febrero 2015

 (*) BAYER OSVALDO JORGE (Santa Fe, Argentina, 18 de febrero de 1927) es un historiador, escritor y periodista. Estudió Historia en la Universidad de Hamburgo (Alemania). De regreso en la Argentina, trabajó intensamente en el canal educativo y cultural del Ministerio de Educación de la Nación. Es conocido por su activismo a favor del movimiento anarquista.“Un anarquista y pacifista a ultranza como él se autodenomina”. 


La guerra. La estupidez máxima de la humanidad. Basta con recorrer la historia de los conflictos del ser humano. Millones de muertos, ciudades destruidas, la producción dedicada a mantener en ritmo los balazos que se repartían, los bombardeos aéreos. Y, por sobre todo, la Muerte. Los niños sin padres, las
escuelas cerradas. El hambre de posguerra. La desolación más absoluta. El  conflicto que ya amenazaba estallar. Se logró algo, no todo. Las exigencias de los dos países están en la mesa de discusiones. Y Estados Unidos vigila desde cerca esta situación. No quiere que crezca el poder de Rusia. Rusia, en su dominio de Ucrania, sería el lanzamiento de un nuevo imperio a la plataforma mundial. Los analistas Jochem Arntz y Damir Fras escriben en ese sentido: “Si Obama resolviera el envío de armas a Ucrania, estaría negando su propia Doctrina de la Seguridad Nacional. La actual redacción de ese papel de estrategia fue presentado el pasado viernes por
la secretaria de Seguridad de Estados Unidos, Susan Rice. Allí dice: “Cuanto más pequeñas sean las huellas militares de Estados Unidos en el mundo, mejor será para América y también para el resto de los países. La solución está en la paciencia estratégica. No todos los conflictos se solucionan con el empleo de las armas”. En esto están de acuerdo Obama y la primera ministra de Alemania, Merkel. Pero la realidad es otra, los republicanos estadounidenses quieren hacer poderosa a Ucrania mediante las armas. Y los ministros de Obama son cambiantes, algunas veces tienen una opinión y a veces otra. Por ejemplo, Madelene Albright, que fuera ministra de Relaciones Exteriores de Bill Clinton, ha dicho claramente: “Enviamos armas y ya está”. De acuerdo a la interpretación de expertos de Estados Unidos no está probado que las fuerzas armadas ucranianas estén preparadas para esas armas. Para cambiar
esa situación tendrán que ser enviados expertos norteamericanos para que las entrenen. Pero esto ya marcaría una intervención militar norteamericana en el actual conflicto Rusia-Ucrania. También podría ocurrir que esas armas caigan en poder de fuerzas nacionalistas ucranianas, que hace pocos días trataron de asaltar el Ministerio de Defensa de Kiev. La realidad es que Rusia sigue enviando ayuda militar a los separatistas de Ucrania y, además, Putin podría reaccionar enviando más armas. Justamente, la primera ministra alemana Merkel desea, y lo ha dicho varias veces: “Crear la paz sin armas”. Es justo lo que exigen muchos políticos europeos: “Exigir una paz fría en vez de una guerra fría”. En Bruselas, 26 jefes de Estado europeos esperaban a Merkel y Hollande para que informaran de su misión sobre Ucrania. La primera ministra alemana no abrió demasiadas expectativas con su primera frase. Dijo: “Lo que logramos es apenas un esbozo de esperanza”. Pero, sin dudas, ha sido un paso 
Ulrich Lücke
en la dirección justa. Es un paso hacia la Paz. Los comentarios de la prensa europea sobre un hecho tan fundamental como el que realizaron los jefes de gobierno alemán y francés fue bastante pesimista hacia el futuro, si bien las medidas tomadas fueron consideradas como positivas. En un editorial del diario General Anzeiger, en Bonn, el periodista Ulrich Lücke se pregunta: “¿Qué pasó con el intercambio de prisioneros? ¿Qué pasó con el control internacional de la frontera ruso-ucraniana? ¿Qué ocurrió con el plan de elecciones libres?”. Y también quedan pendientes: ¿Qué ocurre con el problema de la seguridad económica del resto de Ucrania? Y la pregunta sobre la autonomía de las regiones del occidente del territorio ucraniano. Y un interrogante fundamental: ¿Quién puede impedir que Putin, cuando él lo desee, pueda pegar un golpe de los que él emplea?  

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