EL PROBLEMA NO ES SOLO EL SUR DEL MUNDO.
ES EN LAS
RELACIONES GLOBALES Y EN LA ECONOMÍA MUNDIAL.
ES EN LA BASE DE LA CONSTRUCCIÓN DEL ORDEN
CAPITALISTA.
Escribe
JULIO CESAR GAMBINA (*)
Fuente: BLOG del autor
Sabado 14 de marzo 2015
(*)GAMBINA JULIO CESAR – (Argentina) Doctor en Ciencias
Sociales (UBA) Profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional de Rosario, Presidente de la Fundación de Investigaciones
Sociales y Políticas, FISYP, e Integrante del Comité Directivo del consejo
Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO. Miembro del Consejo Académico de
ATTAC-Argentina y dirige el Centro de Estudios Formación de la Federación
Judicial Argentina.
Un nuevo episodio se presenta en la disputa entre los fondos
buitres y el juez de Nueva York Thomas Griesa contra la Argentina. En este caso
afecta al Banco Citi en la Argentina, a quien las autoridades argentinas
podrían sancionar por las disposiciones del juez estadounidense, que no permite
cancelar los pagos realizados por la Argentina sobre deudas con
legislación
local. Si bien el Citibank apela la medida, el resultado final es incierto y
son variados los afectados. El conflicto por la deuda soberana sobrepasa el
caso argentino y a solicitud de la Argentina, las Naciones Unidas tomaron carta
en el asunto y con voto mayoritario se discute desde septiembre pasado una
resolución de carácter global sobre la deuda soberana. Esa Comisión está
presidida por Bolivia, desde donde se encauzan una serie de iniciativas para
definir una posición conjunta de los gobiernos de la región. Junto a esa
iniciativa oficial liderada por el gobierno plurinacional de Bolivia, desde la
Argentina surge la iniciativa de una convocatoria a una Conferencia
Internacional que discuta la deuda pública en relación con la
soberanía popular
sobre los bienes comunes y la dominación en el orden capitalista. El embrollo
en el que se encuentra la Argentina es importante, más allá del debate sobre el
des-endeudamiento y la aspiración gubernamental por captar nueva deuda en el
mercado mundial, lo que incluye definir el stock de deuda que acusa el país. La
deuda pública es un mecanismo esencial en la construcción del orden
capitalista. Es una afirmación válida para cualquier época, como se demuestra
en el origen del orden capitalista global y en la Argentina desde el empréstito
de la inglesa Baring Brothers, que hipotecó a la Argentina por 80 años entre el
Siglo XIX y comienzos del XX y más
contemporáneamente desde la ilegal,
ilegitima, impagable y odiosa deuda asumida en tiempos de la dictadura genocida
(1976-1983). Es cierto que existe una legislación desde septiembre pasado, que
resuelve crear una comisión investigadora sobre la deuda asumida desde los
tiempos dictatoriales hasta fines del 2014, pero como es ya costumbre el
Congreso se encuentra en mora para cumplir con esa y otras investigaciones
dispuestas por ley. El problema no solo afecta a la Argentina. Es tema de
discusión en Grecia y en España. Los griegos se debaten ante el nuevo gobierno
de Syriza, sobre qué hacer, y una posibilidad que emana del Parlamento es la de
avanzar en una Auditoría de una gigantesca deuda pública asumida desde el
inicio de la crisis en 2008 para el salvataje de la banca europea, comprometida
por los impagos de la deuda. En España el debate se procesa ante el eventual
acceso al gobierno del partido PODEMOS, rompiendo el bipartidismo emergente a
la caída del franquismo. La discusión en Grecia o España, sobre qué hacer con
la deuda, trasciende a los grupos políticos mencionados y se extiende a un
complejo entramado social y político popular de la izquierda social y política.
En rigor, el tema de la deuda es preocupación en variados países
de Europa, en
Japón, con el mayor porcentual de deuda sobre su PBI y claramente en EEUU, la
mayor deuda del mundo en términos absolutos, que compromete al 100% de su PBI. Durante
muchos años hemos explicado el carácter condicionante de la deuda para afirmar
la dependencia de los países en el sur del mundo. Incluso en los ochenta del
siglo pasado desde Cuba, Fidel Castro promovió la formación de un Club de
Deudores para enfrentar la estrategia del Club de Acreedores presidido por el
FMI. Más allá de la campaña popular en ese sentido, los nuevos gobiernos
surgidos de procesos constitucionales en Nuestramérica no asumieron el desafío
y cada cual enfrentó el problema por su lado, con políticas nacionales,
desestimando un accionar conjunto, integrado tal como promovía el movimiento
popular en esos años.
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