jueves, 16 de abril de 2015

“A contracorriente” EL NEOCOLONIALISMO INTELECTUAL

LIBERALISMO FUE LA IDEOLOGÍA DE LOS SECTORES 
QUE VIVÍAN DEL LIBRE COMERCIO.  
LOS INTERESES DE LAS OLIGARQUÍAS TRADICIONALES,
 DEL CONJUNTO DE LA DERECHA

Escribe 
EMIR SADER (*) 
Blog del autor en “Publico.es” 
11 de abril 2015

(*) EMIR SADER (BRASIL 1943): Sociólogo y científico. Es profesor Y Doctor de Ciencia Politica de la Universidad de São Paulo (USP) y de la Universidad  do Estado do Río de Janeiro (Uerj),  miembro de CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales). Reseña las consecuencias del modelo neoliberal que dejó a América Latina sumida en la precarización laboral en su Blog  que es “Carta Maior”


La izquierda occidental tuvo siempre un fuerte acento eurocentrista. Las mismas definiciones de izquierda y de derecha en Europa se han difundido por todo el mundo. La izquierda europea fue básicamente socialista –o socialdemócrata– y comunista. Tenía como sus componentes esenciales a sindicatos y a partidos políticos con
representación parlamentaria, disputando elecciones, aliados entre sí. Como uno de sus componentes –que se volvería un problema– el nacionalismo fue clasificado como una ideología de derechas, por su modalidad chovinista en Europa. La responsabilidad atribuida a los nacionalismos en las dos guerras mundiales consolidó esa clasificación. En otros continentes, especialmente en América Latina, esa clasificación aparecía como esquemática, mecánica. Ocurre que en Europa la ideología de la burguesía ascendente fue el liberalismo, oponiéndose

a las trabas feudales para la libre circulación del capital y de la mano de obra. El nacionalismo se ubicó a la derecha del espectro político e ideológico, exaltando los valores nacionales de cada país en oposición a los de los otros países y, mas recientemente, oponiéndose a la unificación europea, porque debilita a los Estados nacionales. Mientras que en la periferia del capitalismo, el nacionalismo y el liberalismo tienen rasgos distintos, hasta opuestos a los que tienen en Europa. El liberalismo fue la ideología de los sectores primarios-exportadores, que vivían del libre comercio,


 expresando los intereses de las oligarquías tradicionales, del conjunto de la derecha. El nacionalismo, al contrario de Europa, siempre tuvo un componente antiimperialista. La izquierda europea tuvo grandes dificultades con el nacionalismo y el liberalismo en regiones como América Latina. Como uno de los errores provenientes de la visión eurocéntrica, líderes como Perón y Vargas llegaron a ser comparados por partidos comunistas de América Latina con dirigentes fascistas europeos –como Hitler y Mussolini– por su componente nacionalista y anti-liberal. A  la vez, varias fuerzas liberales latino-americanas fueron aceptadas en la Internacional Socialista porque estarían defendiendo sistemas políticos “democráticos” (en realidad, liberales) en contra de “dictaduras”, que serían protagonizadas por líderes nacionalistas con sus carismas y su supuesta ideología “populista” y autoritaria.
Procesos como las revoluciones mexicana, cubana, sandinista, y liderazgos nacionalistas como los mencionados, fueron difícilmente asimilables por la izquierda tradicional, por las improntas eurocéntricas de ésta. Lo mismo ocurre, en cierta forma, con las características de la izquierda latinoamericana del siglo XXI, con la cual la izquierda tradicional europea tiene dificultades para comprender su carácter y sus luchas. Esas mismas limitaciones afectan a la intelectualidad de izquierda europea, que ha heredado el eurocentrismo y lo ha adaptado a sus visiones de América Latina. Por
una parte están los intelectuales socialdemócratas que, conforme esacorriente ha asumido el neoliberalismo, han perdido cualquier posibilidad de comprender a América Latina y a la izquierda posneoliberal de nuestra región. Pero hay también intelectuales libre tiradores o vinculados a corrientes de ultra izquierda europea, que lanzan sus análisis críticos sobre los gobiernos progresistas latinoamericanos, con gran desenvoltura, diciendo lo que esos gobiernos harían de equivocado, lo que debieran hacer, lo que no debieran hacer, etc. Hablan como si sus tesis hubieran sido confirmadas en algún lugar, sin poder presentar ningún ejemplo concreto de que sus ideas hayan cuajado y demostrado así que se adecuarían mejor a la realidad que los caminos que esos gobiernos siguen.   


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