LA DERECHA ENTIENDE
(Y LA IZQUIERDA SE SUMA AL CORO)
QUE PARTE DE POBLACIÓN POBRE NO ES, EN ESTA
ETAPA,
NECESARIA PARA EL GRAN CAPITAL. POR TANTO, NO HAY
QUE INVERTIR PARA PRESERVAR SU
EXISTENCIA.
Escribe
LILLIAM OVIEDO (R. DOMINICANA)
Columnista de “La
Bazuca”
“Noticias sin censura)
Publica “Rebelión”
Primero de Mayo 2015
El creciente uso de la fuerza para restringir la entrada a
los países ricos, así como la imposición, a fuego y sangre, de políticas
neoliberales dirigidas a preservar las condiciones de reproducción del capital
a costa de revertir viejas conquistas sociales, evidencian que, con el rediseño
del esquema global de relaciones, se acentúa el carácter antiobrero del sistema
político y del orden social vigentes. Al
analizar la Ley General de la
Acumulación Capitalista, Carlos Marx afirma que “la población obrera produce en
volumen creciente los medios que permiten convertirla en relativamente
supernumeraria”. La sobrepoblación obrera, añade Marx, “se convierte en palanca
de la acumulación capitalista, e incluso en condición de existencia del modo
capitalista de producción. Constituye un ejército industrial de reserva a
disposición del capital, que le pertenece a este tan absolutamente como si lo
hubiera criado a sus expensas. Esa sobrepoblación crea, para las variables
necesidades de valorización
del capital, el material humano explotable y
siempre disponible, independientemente de los límites del aumento real
experimentado por la población”. Aunque Marx critica el simplismo de la
economía política burguesa por considerar al ser humano solamente en su
relación con los medios de producción, hay que señalar que el aumento en la
complejidad de la composición social en la presente etapa, hace todavía más
inhumano, mucho más que como lo pudo describir Marx, el sistema político. Con
el mal llamado rescate bancario en Estados Unidos, al final del gobierno
encabezado por George W. Bush, se comprometieron los principales
dirigentes
políticos de Estados Unidos, incluyendo a Barack Obama (entonces candidato
presidencial). En los países europeos, ocurrió algo similar. El rescate
bancario consistió en destinar miles de millones en divisas (en Europa o en
Estados Unidos) para solventar el déficit de las grandes instituciones
financieras mientas se les daba el permiso para cobrar compulsivamente a sus
acreedores más pobres. A finales del 2008, en Estados Unidos se realizaba un
promedio de 10 mil desalojos por semana. Un reporte de Argenpress (fechado el
29 de octubre del
2008) y que relata casos de personas a quienes la crisis
convirtió en suicidas, es encabezado con el siguiente párrafo: “Cada semana se
producen diez mil desalojos en Estados Unidos aunque de eso no hablan los
grandes medios de comunicación. Algunos -muy pocos- periodistas se han
preguntado por qué esta vez, a diferencia de la gran crisis del año '29, no se
suicida ningún banquero y sí mucha gente común”. Los grandes capitalistas
actuando como sector, pusieron la crisis
sobre los hombros de los trabajadores.
En España, en un reporte de la agencia EFE, fechado en el año 2012, se informa
que “más de 500 familias son desalojadas cada día en el país por no pagar el
alquiler o las cuotas hipotecarias”. Agrega la reseña que “desde el 2008 se han
producido cerca de 400.000 ejecuciones hipotecarias”. En el primer trimestre
del 2012, dice el mismo reporte, “el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ),
entidad gubernamental, reportó 46.559 desahucios. Por día, 517 familias fueron
desalojadas de sus hogares por incumplimiento de pagos”. En España, el alto
número de suicidios
tampoco fue de banqueros sino de trabajadores. Fue a los
sectores medios y bajos de la población que la crisis les deterioró la calidad
de vida, a los componentes de ese sujeto social que son los empleados, los
desempleados, los trabajadores por cuenta propia, los pequeños rentistas.La
coerción extraeconómica, ha ido siempre aparejada con la coerción económica,
pero no por ser de naturaleza puramente económica la coerción de clase es menos
despiadada o inhumana. El teórico egipcio Samir Amín afirma que el poder está
organizado sobre la base de cinco monopolios: el tecnológico, el control de los
mercados financieros mundiales, el acceso monopolista a los recursos naturales
del planeta, el monopolio de los medios de comunicación y el monopolio de las
armas de destrucción masiva. El control de las fronteras está ligado a todos
estos monopolios. No es casual que, en el tema de la migración prevalezca el
enfoque de la
ultraderecha. Los dirigentes políticos de las grandes economías
no guardan ni la forma. Por eso proponen medidas de fuerza como el hundimiento
de barcos, el reforzamiento de las labores de inteligencia y la aplicación más
efectiva de la fuerza policial en los países pobres de Europa y en las zonas de
Asia, África y América Latina que constituyen zonas de paso o lugares de
procedencia para enormes cantidades de indocumentados. Tratan de controlar la
migración, de que crucen sus fronteras solo los trabajadores que sean
requeridos por sus empresas, no los grupos humanos que demanden aumento en el
gasto social.
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