ESTE DOMINGO HABRÁ ELECCIONES EN ESPAÑA.
QUE
PUEDEN TENER UN GRAN IMPACTO
EN CALIDAD
DE VIDA DE LA CIUDADANÍA,
Y MUY EN ESPECIAL DE LAS CLASES POPULARES
Escribe
VICENÇ NAVARRO (*)
Fuente BLOG del autor
en "Publico.es" de España
20 de mayo 2015
(*) VICENÇ NAVARRO – Politologo. Escritor. Periodista. .Se
licenció en Medicina y Cirugía en la Universidad de Barcelona en 1962. Estudió
Economía Política en Suecia. Es experto en políticas
públicas. Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Pompeu
Fabra (Barcelona, España). También profesor de Políticas Públicas en The Johns
Hopkins University. Dirige el Programa en Políticas Públicas y Sociales de la
Universidad Pompeu Fabra y The Johns Hopkins University. Es uno de los investigadores
españoles más citados en la literatura económica.
Este domingo podría ser el inicio de un cambio profundo que
la enormemente limitada democracia española necesita urgentemente. De ahí que
el lector me permitirá que escriba una nota personal para
explicar por qué me
siento en la necesidad de escribir este artículo y de explicitar mi apoyo a una
formación política. Procedo de una familia republicana, represaliada por la
dictadura, habiendo participado en la resistencia antifascista, primero dentro
y, más tarde, fuera de España, cuando inicié mi exilio en 1962, que terminó al
integrarme de nuevo en la vida académica de este país, tras trabajar en Suecia,
Reino Unido y EEUU. Una de las impresiones más negativas que saqué cuando volví
del exilio fue la percepción generalizada, promovida por el establishment
político-mediático del país, de que el Estado español
había vivido una
Transición, presentada como modélica, de una dictadura ultraderechista a una
democracia que se consideraba homologable a cualquier otra democracia europea.
Escribí un libro, “Bienestar insuficiente, democracia incompleta”. De lo que no
se habla en nuestro país, en el que critiqué esta versión idealizada de la
Transición, libro que originó una gran animosidad por parte de los diseñadores
de la sabiduría convencional del país, reproducida en los grandes medios
de
información y persuasión, principales promotores de la supuesta ejemplaridad de
la Transición. Tal libro causó la pérdida de la amistad de algunos
protagonistas de la Transición (que conocía del tiempo de la clandestinidad),
que se sintieron molestos, lo cual lamenté profundamente. En realidad, mi
crítica no era, en aquel momento, hacia cómo se había hecho la Transición, pues
era probable que no hubiera habido otra manera de hacerla. Pero lo que
criticaba era la definición que habían hecho de aquel proceso, presentándolo
como
modélico, cuando era obvio que no lo había sido, puesto que era resultado
de un proceso enormemente desequilibrado, en el que en un lado estaban las derechas,
controlando todos los aparatos del Estado y los mayores medios de información,
y en el otro lado las izquierdas, que habían liderado las fuerzas democráticas
y que acababan de salir de la clandestinidad, o de la cárcel o de volver del
exilio. Es imposible que el producto de dicho desequilibro fuera un proceso
modélico, que determinara un producto ejemplar. En mi libro documenté las
enormes limitaciones de la democracia española, y las grandes insuficiencias de
su Estado del Bienestar, uno de los más
retrasados de Europa, todo ello
resultado del enorme dominio de las derechas en el proceso de Transición. Ni
que decir tiene que ocurrieron cambios sustanciales en la época democrática
(estimulados primordialmente por las izquierdas gobernantes), sobre todo en las
áreas sociales. Pero, sin minusvalorar su importancia, todos ellos tuvieron
lugar dentro de un Estado controlado primordialmente por las derechas, que se
abrió para integrar a la socialdemocracia española, afianzando un bipartidismo
gracias a una ley electoral muy sesgada en contra de las izquierdas no
gobernantes. El carácter escasamente democrático de este Estado bipartidista,
altamente influenciado por intereses financieros y económicos, ha aparecido con
plena claridad en el momento de mayor crisis financiera y económica que este
país haya
visto desde hace cuarenta años, crisis que ha mostrado con toda
crudeza los mayores defectos del sistema democrático resultado de la Transición
inmodélica, muy bien definidos por el mayor movimiento pro democracia que
España haya tenido en los últimos años. Me estoy refiriendo al movimiento 15-M.
Sus eslóganes “no nos representan”, “lo llaman democracia pero no lo es” o “no
hay pan para tanto chorizo” llegaron a ser altamente populares, y muy en
especial entre las clases
populares. Saludé con gran alegría el surgimiento de
dicho movimiento y me honra el haber colaborado activamente con él. La dureza
de las políticas públicas de austeridad llevadas a cabo por el establishment
político (y promovidas por el establishment mediático), instrumentalizado por
los establishments financieros y económicos, era justificada bajo el argumento
de que no había otras políticas alternativas posibles. Pero sí que había
alternativas. Juan Torres (y su discípulo Alberto Garzón) y yo, escribimos el
libro”Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en
España”, mostrando con datos que sí que había alternativas.
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