jueves, 21 de mayo de 2015

RINOCERONTES Y ELEFANTES EN LA FÁBULA DEL MERCADO

PROHIBICIÓN DE COMERCIALIZAR  MARFIL O CUERNOS 
GENERA INCENTIVOS PERVERSOS PARA CAZAR
   Y VENDER PARTES EN EL MERCADO NEGRO.

Escribe 
ALEJANDRO NADAL (*) 
Fuente 
“La Jornada” de México 
20 de mayo 2015

(*)ALEJANDRO NADAL es Doctor en Economía por la Universidad de París y Profesor de Teoría Económica del Colegio de México.  Miembro del Consejo Editor de Sin Permiso y columnista permanente en “La Jornada” de México. Conferencista y Periodista que publica en importantes medios de Europa y América. Trabaja en un libro sobre macroeconomía. Sustenta que esta no es crisis económica, sino que es estructural del sistema.


La extracción de colmillos de elefante y cuernos de rinoceronte se lleva a cabo a un ritmo acelerado: alrededor de 25 mil elefantes son asesinados cada año en África y el número de rinocerontes que son cazados ilegalmente cada año supera los mil 300. El costo de proteger estos animales y de asegurar su supervivencia ha estado creciendo.
Esto es especialmente cierto en el caso de las grandes sabanas de África oriental o de los densos bosques tropicales de países como Gabón o la República Democrática de Congo (RDC). Sacar esta mercancía de África es relativamente fácil y su traslado hasta los mercados finales en China o Vietnam (en el caso del cuerno de rinoceronte) tampoco representa grandes dificultades. El marfil es demandado por su valor ornamental, aunque hay que recordarles a los admiradores de este material que proviene de animales inteligentes y sensibles que han sido cruelmente asesinados. El cuerno de rinoceronte es demandado

por supuestas cualidades medicinales y para contrarrestar el efecto de una borrachera. La verdad es que el cuerno de rinoceronte está hecho de keratina pura. Si usted quiere curarse la presión o una fiebre, ya podría comenzar a comerse las uñas. La idea de construir mercados en los que se puedan vender productos y partes de animales que se encuentran en peligro de extinción es promocionada como instrumento de una buena política de conservación. Lástima que los animadores de este tipo de proyectos ignoren todo sobre cómo funciona un mercado. Sus propuestas pueden agravar el proceso de extinción de especies amenazadas, especialmente de los grandes herbívoros como rinocerontes y
elefantes. El razonamiento de los promotores del libre mercado de animales es el siguiente. La prohibición de comercializar productos como marfil o cuernos de rinoceronte genera incentivos perversos para cazar estos animales y vender sus partes en el mercado negro. El argumento es que la prohibición de comercializar los productos de estos animales genera una escasez artificial y eso incrementa su precio. Al crearse un
mercado ilegal se genera un incentivo para mantener la cacería ilegal. En vista de que la probabilidad de que un cazador (traficante) sea aprehendido es muy baja, el mercado ilegal se nutre de ejemplares de esos animales que se buscaba proteger con la prohibición de comercializarlos. Algunos grupos interesados en ciertos países de África insisten en recomendar que es necesario legalizar el mercado de los productos de estos animales. Estos personajes aseguran que una oferta estable de marfil o de cuerno de rinoceronte hará que los precios bajen hasta que deje de ser rentable y se elimine el incentivo para la cacería furtiva de elefantes y rinocerontes. Esta lógica se basa en supuestos erróneos y en esos modelos de los economistas que sólo habitan en las páginas de los
peores libros de texto de economía o en los cuentos de hadas. Es importante examinar todos estos argumentos por partes. La presunción de que la oferta estable hará que los precios se reduzcan es una conjetura sin fundamentos. Si usted tiene un comercio de cualquier mercancía y por casualidad se reducen sus costos de producción ¿transmitirá a sus consumidores las ventajas de ese acontecimiento o preferirá quedarse con las ganancias extras? La respuesta depende de muchos factores, entre ellos de la estructura del mercado. Si usted quiere desplazar a un competidor haciéndole la guerra, quizás proceda a reducir los precios. Pero también es posible que usted prefiera guardarse esta rentabilidad adicional. Todo dependería de la estructura del mercado. Nada garantiza entonces que la oferta estable y legal conduzca a reducciones de precios y a la eliminación de los comerciantes ilegales. 

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