QUIZÁ SUENE HIPERBÓLICO PARA EL PÚBLICO OCCIDENTAL.
LA PRENSA RUSA DESLIZA LA ASOMBROSA PREGUNTA
INVOLUCRANDO A PUTIN Y EL VATICANO...
Escribe
ALFREDO JALIFE-RAHME (*)
Analista internacional en
“La Jornada” de México
Miercoles 17 de Junio 2015
(*) ALFREDO JALIFE-RAHME- (LIBANO 1948) Escritor y
periodista. Analista de origen libanés. Radicado en México. Especializado en
relaciones internacionales, economía, geopolítica y globalización. Profesor de
Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM). Editorialista y maestro de postgrado.
Publica crónicas sobre sus especialidades en el diario “La Jornada” de
Mexico, semanario “Contralínea” y varios
otros medios del continente y Europa. Edito varios libros de gran éxito
editorial, Último publicado: “El Híbrido Mundo Multipolar: un Enfoque
Multidimensional”
Quizá suene hiperbólico para el público occidental, no se
diga el católico-latinoamericano, pero un sector de la prensa rusa desliza la
asombrosa pregunta sobre la eventual alianza entre Putin y el
Vaticano (http://goo.gl/cCLU6L), como consecuencia de la
visita del zar ruso al papa Francisco, en medio del mantenimiento de las
sanciones a Rusia del G-7, en su cumbre en Baviera, región católica de Alemania
que ostenta un triple empate porcentual entre católicos, luteranos y no
creyentes, sin contar su 5 por ciento de islámicos. Después de casi 500 años de
Lutero y su Reforma, el catolicismo regresó con fuerza en Alemania. Putin
coquetea con los casi mil 300 millones de católicos del mundo y, en particular,
con dos países católicos del G-7: Francia e Italia. La jugada de maestría
estratégica de Putin repercutió en Latinoamérica,
la mayor concentración de
católicos en el mundo y región a la que pertenece el Papa jesuita argentino, y
hasta en el mismo seno de Estados Unidos, que cuenta con 25 por ciento de
católicos (80 millones) y cuarto en el ranking global de poblaciones católicas,
detrás de Brasil, México y Filipinas.Putin aprovechó la Feria de Milán para
entrevistarse con el presidente Sergio Mattarella y el premier Matteo Renzi,
además de saludar efusivamente a su amigo
Silvio Berlusconi y visitar al Papa. Rusia
y el Vaticano restauraron sus relaciones diplomáticas apenas hace seis años. CNN
comentó sobre la relevante visita que después de todo Rusia no estaba tan
aislada (http://goo.gl/7j0AVc ), en
contraste de la agencia Afp, muy cercana a la cancillería francesa, que juzgó
que ello no sacaría al líder del Kremlin de su aislamiento (http://goo.gl/otZOSX ). El portal Nakanune.ru,
traducido por Kristina Rus, pregunta la razón por la cual el Papa bendijo
(¡supersic!) a Putin en su lucha contra la nobleza europea anticristiana (sic),
mientras el embajador de Estados Unidos ante el Vaticano, Kenneth Hackett,
exhortaba al pontífice a tomar una postura más dura sobre
laintegridad
territorial de Ucrania (http://goo.gl/PZSoAb
). El portal A l-Manar, de los chiítas libaneses de Hezbolá, aduce que Putin es
un interlocutor precioso (sic) para el Vaticano, que ha dejado perplejo (sic) a
Estados Unidos (http://goo.gl/vRNehm ). Ante
la intensificación del asedio de la OTAN en la periferia inmediata de Rusia,
Putin calmó la tempestad bélica al declarar que no hay necesidad de temer a
Rusia (http://goo.gl/mWG4N2 ). Putin es un
ferviente creyente en la religión ortodoxa (283 millones de feligreses en el
mundo), que se extiende desde Bielorrusia, pasando por el Transcáucaso (Georgia
y Armenia) hasta los Balcanes (Serbia, Bulgaria, Rumania, Grecia, etcétera). Putin
y el Papa abordaron el contencioso de Ucrania (http://goo.gl/wXG74j
), la situación de los cristianos en el Medio Oriente y los valores universales
y humanitarios que unen ampliamente a los mundos católico y ortodoxo. Putin
regaló al líder espiritual de Occidente varios volúmenes de la enciclopedia ortodoxa,
mientras la perpleja élite
occidental aún interpreta el simbólico regalo del
Papa de un ángel de la paz (¡supersic!), que no le hubiera dado a Putin si lo
considerara agresor o de haber iniciado la guerra en Ucrania, y menos si es
anatemizado como una amenaza a la civilización occidental, según la prensa
rusa, que también considera que el premio Nobel de la Paz de Obama carece de
sustento, ya que después de haberlo recibido ha librado muchas guerras. Independientemente
de la hermenéutica a la
que se libran los analistas, una cosa es segura: la
recepción de Putin por el Papa sorteó muchos obstáculos, como la oposición
relevante de la minoritaria iglesia griego-católica de Ucrania, los uniatas, de
un millón en número, cuyo patriarca fustigó la reunión. El segundo encuentro
con Putin desde que accedió el Papa superó grandes escollos, como las rencillas
históricas, que expone en forma cruda Valery Korovin, director del Centro del
Conocimiento Geopolítico, quien fulminó que desde los días del Concilio de
Florencia, del siglo XV, el proselitismo católico ha intentado destruir la
civilización oriental y el Estado ruso, por lo que aconsejó que no se confíe
Putin, quien puede tener la misma suerte que alguno de los zares rusos.
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