ÚLTIMOS DATOS DE LA OMS SON DE 2012.
HAY 804 MIL CASOS POR
AÑO, O SEA
UN SUICIDIO CADA 40 SEGUNDOS Y ADEMÁS
EXISTE UN INTENTO CADA
DOS SEGUNDOS.
Escribe
LEONARDO BOFF (*)
Fuente: Webdel autor
Viernes 5 de Junio 2015
(*)LEONARDO
BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y escritor Uno de los fundadores de la Teología
de la Liberación. en 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida
por el Cardenal Ratzinger (ex Papa) le silenció por un año por su libro “La Iglesia,
Carisma y Poder” . Profesor de ética y filosofía en Brasil. Conferencista en
muchas universidades, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund,
Lovaina, París, Oslo, Turín entre otras. Escribió más de 100 libros, traducidos
a diversas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right
Livelihood, considerado el Nobel Alternativo.
El periodista André
Trigueiro tiene dos pasiones: la causa ambiental y la prevención del suicidio.
En el fondo se mueve por un único gran amor: el amor apasionado por la vida,
bien sea la de la naturaleza o la
del ser humano en riesgo. El amor a la
naturaleza se materializa través de su programa, tal vez el mejor del género en
la televisión nacional sobre el ambiente, transmitido por Globonews con el
título Ciudades y Soluciones. El amor por el ser humano en riesgo de suicidio
se muestra a través de su actuación en el Centro de Valoración de la Vida (CVV)
de Río de Janeiro y por este espléndido libro cuyo título lo dice todo: Vivir
es la mejor Opción: la prevención del suicidio en Brasil y en el mundo
(Editorial Espírita, São Bernardo do Campo 2015). No conozco en la literatura
accesible un texto más minucioso, analítico, inspirador y sustentador del amor
y de la esperanza por la vida que este de André Trigueiro. Para empezar, se
comporta como un periodista concienzudo: recoge, en las fuentes
André Trigueiro |
más seguras,
los principales datos referentes al suicidio en Brasil y en el mundo.
Seguidamente analiza los factores y las causas que llevan a las personas a
buscar su propia muerte. Y finalmente, sugiere y propone caminos de
acompañamiento y de superación. Como una especie de apéndice, pero sin ningún
propósito proselitista, expone didácticamente la visión espírita del suicidio,
cómo ella le ayudó personalmente a ser más humano y espiritual, y cómo el
suicida es tratado por la doctrina. Primeramente
rompe el tabú y el silencio que rodean el fenómeno mundial del suicidio. La
prevención se hace con información. Hablar del suicidio como hablamos del sida
ayuda a eventuales suicidas a evitar este camino. Pero no basta hablar. Se
trata de hablar, como lo demuestra en su texto, con sumo respeto, lleno de
comprensión y de compasión, evitando cualquier dramatización y
espectacularización excesivas. Los datos nos obligan a hablar del suicidio pues
por su gran frecuencia se ha convertido en un problema de salud pública,
raramente incluido en los planes sanitarios de los gobiernos. Los últimos datos
accesibles de la Organización Mundial de la Salud (OMS) son de 2012. Ahí se
dice que hay cerca de 804 mil casos por año, lo que viene a dar un suicidio
cada 40 segundos, y además un intento de suicidio cada
dos segundos. En Brasil
son 11.821 casos al año, lo que equivale a 32 por día especialmente en la
Amazonia, en Paraíba, en Bahía y en Rio Grande del Sur. En una perspectiva
global, después de los accidentes de tráfico, el suicidio es la causa principal
de mortalidad, abarcando todas las edades, pero afectando principalmente a los
jóvenes entre 15-29 años, que representan el 8,5% de las muertes en el mundo. Este
hecho desafía a la inteligencia humana: ¿cómo es posible que un ser llamado a
la vida, el don más precioso que existe en el universo, pueda buscar la
eliminación de su propia vida? Aquí se hace necesaria una comprensión realista
de la condición
humana, hecha de luz y de sombras, de éxitos y de fracasos, de
esperanza y de desesperación. Este dato no es un defecto de nuestra naturaleza,
sino la forma como está constituido nuestro mismo ser, mortal, finito,
imperfecto y siempre en camino de perfección. Son innumerables las causas que
llevan a las personas a buscar el suicidio: la inundación de la dimensión de
sombra, trastornos psicológicos, enfermedades incapacitantes, profundas
decepciones y prolongadas depresiones. Pero más que todo, la pérdida del
sentido de la vida que suscita en las personas vulnerables el impulso de
desaparecer. A veces quitarse la vida es una forma de buscar un
sentido que les
ha sido negado en esta vida. De ahí, nuestro respeto ante quien toma tal
decisión, no por cobardía, sino por amor a una vida supuestamente mejor que
esta. Pero André Trigueiro sustenta con determinación y profunda esperanza esta
tesis: en la mayoría absoluta de los casos, los suicidios son prevenibles. En
este contexto detalla varios caminos desarrollados especialmente por los
Samaritanos de Londres y por el Centro de Valoración de la Vida (CVV), ambos de
origen espírita, pero sin intención de conquistar para ese camino espiritual.
Estas dos instituciones principales, compuestas por voluntarios (solo los 70
puestos en Brasil atienden de media unas 800 mil llamadas de teléfono o por
internet al año), son las que se dedican directamente a la prevención del
suicidio.
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