jueves, 23 de julio de 2015

CRECEN DESIGUALDADES: CAUSAS Y CONSECUENCIAS

AUMENTAN LAS DESIGUALDADES
¿CUAL ES LA CAUSA REAL DE ESO? 
"EL ENORME PODER DEL CAPITAL, 
A COSTA DEL MUNDO DEL TRABAJO..."

Escribe
 VICENÇ NAVARRO (*) 
Fuente Blog del autor 
en “Público.es” España 
 15 de Julio2015

(*) VICENÇ NAVARRO – Politologo. Escritor. Periodista. .Se licenció en Medicina y Cirugía en la Universidad de Barcelona en 1962. Estudió Economía Política en Suecia. Es experto en políticas públicas. Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España). También profesor de Políticas Públicas en The Johns Hopkins University. Dirige el Programa en Políticas Públicas y Sociales de la Universidad Pompeu Fabra y The Johns Hopkins University. Es uno de los investigadores españoles más citados en la literatura económica.


Un elemento clave del conocimiento económico neoliberal  es creer que las desigualdades de renta son esenciales para estimular el crecimiento económico. La gente trabajará más y más a fin de subir en la escala social, y a más desigualdad, mayor será el camino para
recorrer hacia arriba. Siguiendo tal creencia neoliberal, explican el crecimiento económico como consecuencia del crecimiento de las desigualdades generadas por la aplicación de políticas liberales a partir de los mandatos del Presidente Reagan en EEUU y de la Sra. Thatcher en el Reino Unido.  Esta tesis, erróneamente definida como keynesiana, en realidad, defendida por Karl Marx, autor que goza de muy mala prensa en la terriblemente conservadora cultura

económica dominante en este país. Fue Marx el que indicó que la propia lucha de clases, con una victoria del mundo del capital sobre el mundo del trabajo, llevaba a recesiones y depresiones, como resultado del descenso de la masa salarial, y con ello de la demanda. El casi nulo conocimiento en los medios (incluidos los académicos) de información sobre cualquier otra escuela de pensamiento que no sea la dominante, explica que la tesis expuesta anteriormente se defina como keynesiana, cuando Marx definió este fenómeno mucho antes que Keynes.  En realidad es imposible mejorar el sistema democrático sin redistribuir las rentas y la propiedad, pues los propietarios del capital

(que hoy, en lugar de clase capitalista se llaman el 1%) y las rentas superiores (las clases que gestionan y promueven los intereses del 1% y que tienen una gran influencia, directa o indirectamente, a través de los medios de información que controlan.  Ese gran crecimiento de las desigualdades desde los años ochenta del siglo pasado     son consecuencia de la causa real, es decir, del enorme poder del mundo del capital, que se ha adquirido a costa del debilitamiento del mundo del trabajo, poder que se ha traducido en toda una serie de
intervenciones públicas, la mayoría de carácter político, como son el debilitamiento de los sindicatos, la desregulación de los mercados laborales, la instrumentalización del poder político, el aumento de los partidos liberales y conservadores (que representan sus intereses) y otras intervenciones que han facilitado el crecimiento de aquellas situaciones (como la globalización económica) que se presentan, erróneamente, como las
causas de dicho debilitamiento. Una de las áreas donde el incremento del poder del mundo del capital ha sido más marcado ha sido en los medios de información, siendo una característica de este periodo liberal (1980-2013) la enorme concentración de los medios y de su propiedad, convirtiéndose en
meros medios de persuasión y manipulación de la realidad  Existe una relación clara de que a mayores desigualdades, menor libertad de expresión.  Ejemplos de esta falta de diversidad los hay miles. El caso más reciente es el de que no haya habido ningún rotativo (entre los que tienen mayor difusión) que haya editorializado apoyando el referéndum griego y su resultado. Todos los medios han editorializado a favor de las políticas de austeridad impuestas por la Troika y el Eurogrupo al pueblo griego. Y a esta situación el establishment político-mediático español (incluyendo el catalán) le llama cínicamente libertad de expresión.    

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