miércoles, 26 de agosto de 2015

BITÁCORA DE LA DESESPERACIÓN

EN PRADOS DE MACEDONIA HAN DEBIDO HUIR DE LOS GASES,
BALAS DE GOMA Y GARROTES LAS PELIGROSAS ANCIANAS 
QUE INTENTABAN CUBRIR DE LOS GOLPES A SUS NIETOS… 


 Escribe 
GUADI CALVO  (*) 
Fuente “ALAI”  Alai 
  24 de Agosto 2015

(*) GUADI CALVO. Escritor y periodista argentino. Critico de cine. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. analiza la historia y la actualidad 
 Acaba de aparecer su último  libro “Estética de la desesperación” que marca  un momento importante de la circulación del cine de este continente. Repetimos una y otra vez que el cine latinoamericano no tiene pantalla en la propia Latinoamérica.

Miles de personas se siguen agolpando a las puertas del mundo “libre”: pugnan por ser parte del “estado de bienestar” del que Europa se jactó durante décadas y hoy como una vieja dama sin
belleza y sin fortuna, vive de apariencias y viejas glorias. Sirios, afganos, iraquíes, eritreos, etíopes, somalíes claman por un papel, un sello, una firma que le dé status de ser humano. 
Desde hace semanas las islas griegas tienen un nuevo condimento los inmigrantes que llegan desde Turquía después de haber atravesado miles de kilómetros encendidos por un tipo de guerra desconocida en tiempos modernos. La irracionalidad ha llegado
a extremos de la práctica del canibalismo o la destrucción de yacimientos arqueológicos.  Miles de inmigrantes se agolpan en fronteras tan desconocidas como insignificantes hasta hoy, como la de Grecia con Macedonia. 
Pequeños pueblos como Idomeni, la última escala en Grecia antes de pasar a Gevgelija, un pueblo macedonio de apenas 15000 habitantes, se han convertido en foco de la atención mundial. Allí es donde comienza el verdadero periplo europeo de miles de ciudadanos sin patria, que, tal como sucedió en
las islas griegas del archipiélago de Dodecaneso, el desorden, la precariedad y el abuso de las autoridades les están dando la bienvenida. El mundo ha visto en los prados de Macedonia huir de los gases, las balas de goma a peligrosas, ancianas que intentaban cubrir de los golpes a sus nietos. 
A hombres con niños de brazos. A mujeres acarreando sus últimas posesiones. Las autoridades de Skopie, una vez demostrada su buena
voluntad europeísta, han decidido ahora abrir sus fronteras para permitir que los desesperados del mundo alcancen los cochambrosos trenes que los lleven hasta Serbia. Es bueno recordar que Macedonia tiene una muy antigua deuda con las comunidades de la minoría ashkali, musulmanes egipcios que se instalaron allí en tiempos del Imperio Otomano y el pueblo gitano al que nunca le han reconocido sus derechos, difícil es entonces que escuche los reclamos de los nuevos recién llegados.
En las localidades serbias de Presevo y Miratovac, se han preparado
campos de acogida donde se esperan unos 10.000 emigrantes que llegaban en los trenes desde Macedonia luego que les abriera sus fronteras. Las autoridades serbias han anunciado que durante las próximas semanas se esperan nuevas olas de inmigrantes, que seguirán también camino a Hungría, donde los espera no solo una alambrada de púas, sino también un gobierno de ultra derecha, dispuesto a tratar como solo ellos saben tratar a los migrantes.
Hungría viene viviendo también una grave crisis migratoria. Según sus autoridades, 57.000 indocumentados han entrado al país
en lo que va del año, un número mucho más elevado de los 43.000 que lo hicieron en todo el año pasado e infinitamente mayor a los 2.000 de 2012. 
Las metodologías de los emigrantes sigue siendo la misma, nadie quiere quedarse en países como Grecia, Macedonia, Serbia o Hungría, todos aspiran a continuar viaje rumbo a la verdadera Europa, la Europa blanca: Alemania, Reino Unido o Suecia, preferentemente. 
Miles de inmigrantes políticos y económicos aspiran a poder cruzar el Eurotúnel que conecta la ciudad francesa de Calais con la británica Folkestone. Los inmigrantes ven luz al final de ese túnel, a pesar de que el Primer Ministro británico David Cameron los ha definido como “una plaga de gente”.   

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