viernes, 7 de agosto de 2015

HACER BALANCE DEL PROGRESISMO

ENTIENDO POR PROGRESISMO GOBIERNOS QUE INTENTARIAN
CAMBIOS EN LO DEL "CONSENSO DE WASHINGTON", PERO NO
SE MOVIERON DEL CAPITALISMO  EXTRACTIVO Y FINANCIERO…


Escribe 
RAÚL ZIBECHI (*) 
Fuente 
“Resumen Latinoamericano”  
http://www.resumenlatinoamericano.org/ 
Publica “Rebelión”  
4 de Agosto 2015

(*) RAÚL ZIBECHI- (Uruguay 1952) Periodista, docente, investigador y escritor uruguayo. Analista internacional en Red Voltaire. Logró en 2003 Premio José Martí por sus crónicas sobre Argentina. Publica en “La Jornada” de Mexico y diversos medios alternativos en el continente y del exterior, incursiona en una visión panorámica sobre las luchas sociales en nuestra América. Tiene a su cargo la sección internacional de “Brecha” (Uruguay). Profesor en “Multiversidad Franciscana” de América Latina

En la medida que el ciclo progresista latinoamericano se está terminando, parece el momento adecuado para comenzar a trazar balances de largo aliento, que no se detengan en las coyunturas o en
datos secundarios, para irnos acercando a diseñar un panorama de conjunto. De más está decir que este fin de ciclo está siendo desastroso para los sectores populares y a las personas de izquierda, nos llena de incertidumbres y zozobras por el futuro inmediato, por el corte derechista y represivo que deberemos afrontar. Decir progresismo suena demasiado vago, porque en esa categoría pueden entrar procesos bien distintos. Entiendo por progresismo aquellos gobiernos que han

intentado cambios en lo que fue el Consenso de Washington, pero nunca aspiraron a trascender el capitalismo en su fase extractiva y financiera.

Los gobiernos de Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y Ecuador, así como Paraguay cuando fue gobernado por Fernando Lugo, entran de lleno en esa categoría. Los de Venezuela y Bolivia merecen un trato aparte, ya que han declarado su voluntad de trascender la realidad que heredaron y no sólo administrarla. ¿Por qué incluir al gobierno ecuatoriano de Rafael Correa en esa lista? Porque la relación con los movimientos sociales
hace la diferencia. Los movimientos populares de Ecuador, indígenas, obreros y estudiantiles, están convocando un gran paro nacional para el 13 de agosto contra un gobierno autoritario, que persigue a dirigentes y organizaciones populares. En toda la región sudamericana arrecian las campañas de las derechas mediáticas y los grupos empresariales, alentados por los Estados Unidos, para modificar los equilibrios de fuerzas a su favor. Pero asistimos también a una reactivación de los movimientos

populares, de modo particular en Brasil, Chile, Ecuador y Perú, siempre en contra de un modelo que sigue concentrando la riqueza y frente a gobiernos que no han realizado cambios estructurales.

A mi modo de ver, es en Brasil donde se está produciendo un debate más profundo sobre los doce años de gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) encabezados por los presidentes Lula da Silva y Dilma Rousseff. Quizá porque Brasil representa la mitad de la región sudamericana en
términos de población y producción, por su innegable trascendencia regional y global y, sobre todo, porque el PT fue creado desde abajo por sindicalistas, exguerrilleros y comunidades eclesiales de base, siendo el mayor partido de izquierda de América Latina, el impulsor de los foros sociales con los movimientos y del Foro de São Paulo con los partidos de izquierda. El filósofo marxista Paulo Arantes, situado a la izquierda del PT y referente de

buena parte de los debates sobre las izquierdas, sostiene que el país y la izquierda están cansados y exhaustos. «Agotamos por depredación extractivista el inmenso reservorio de energía política y social almacenada a lo largo de todo el proceso de salida de la dictadura», sostiene en una de sus últimas intervenciones (“Correio da Cidadania”, 15 de julio de 2015).
La energía agotada es de carácter ético, es la que permitió la creación del PT, de la central sindical CUT y del Movimiento Sin Tierra, las principales organizaciones sociales y políticas del país. La exigencia
de resultados rápidos, «un deterioro social jamás visto», que resume en «el derecho de los pobres al dinero», es en su opinión una de las claves del fin de ciclo al que se asiste. Donde siempre se había priorizado la dignidad de la clase trabajadora, aparece una gama de preocupaciones que se centran en administrar en vez de vez de transformar, apostando todo al crecimiento de la economía, sin más objetivos. El sociólogo Francisco de Oliveira es uno de los intelectuales más respetados, fue fundador del PT en los estertores de la dictadura (1980) y luego del PSOL (Partido Socialismo y Libertad) cuando el Gobierno de Lula implementó reformas neoliberales (2004). Acuñó el concepto de «hegemonía al revés» para explicar cómo los ricos consentían ser políticamente conducidos por los dominados, con la condición de que no cuestionaran la explotación capitalista. En su opinión eso sucede tanto en Brasil como en Sudáfrica bajo los gobiernos del Congreso Nacional Africano.     
(…la nota completa de Raul Zibechi)

SUGERIMOS VER VIDEO DE ZIBECHI:
(... que esta aqui  en la columna a su  derecha) 

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