LA DEUDA ES DE FONDOS ESPECULATIVOS (HEDGE FUNDS)
CONOCIDOS TAMBIÉN COMO FONDOS BUITRE.
COMPRAN
A UN PRECIO MUY BAJO,
LUEGO EXIGEN SU PAGO
A LA COTIZACION COMPLETA DE SU VALOR NOMINAL
Escribe
BARRY SHEPPARD (*)
Fuente “Viento Sur”
31 de julio de 2015
(*) BARRY SHEPPARD. Periodista.
Escritor. Vinculado a la Universidad de Queen
en Belfast, estudiante de tercer ciclo
donde cursa maestría en Historia Moderna. Tambien se vincula al Departamento
de Antropología en esa Universidad. Autor del libro "Los años sesenta: una
memoria política" . Fue miembro del Partido Socialista de los Trabajadores
de Estados Unidos durante 28 años, y es reconocido como un líder central para
la mayor parte de ese tiempo. Redactor habitual en varios medios de prensa.
Mientras el mundo entero tiene su
atención fija en el espectáculo que dan el FMI, la CE y el Banco Central
Europeo (la troika) aplastando al
pueblo griego, hay otros numerosos ejemplos
de poderosos países imperialistas que utilizan la "crisis de la
deuda" para extraer más riquezas de los países más débiles que ellos, así
como de países imperialistas más pobres. Un caso típico es el de la colonia de
Puerto Rico (3,6 millones de habitantes).
En una entrevista concedida al
New York Times, el gobernador de la nación caribeña (foto) declaró: "Nuestra deuda,
que asciende a 73 mil millones de dólares, no es pagable. No hay otra opción.
Sería feliz si hubiera otra opción más fácil. Pero no es cuestión de política,
sino de matemáticas". Puerto Rico no ha podido
pagar un plazo de más de
mil millones de dólares que vencía el pasado 1 de julio. La mayor parte de la
deuda se debe a fondos especulativos (hedge funds) americanos, fondos de
colocación u otras cuentas de inversión.
Los hedge funds conocidos también
como fondos buitre, compran (en el mercado secundario), a un precio muy bajo,
deuda adeudada por el gobierno portorriqueño así como por empresas privadas
porque los inversores saben que
éstas no tienen casi valor. Luego, dan un giro
y exigen su pago al completo de su valor nominal (es decir, el valor fijado en
la emisión). El 30 de junio, las autoridades de Puerto Rico emprendieron
negociaciones con sus acreedores. Entre quienes asistían a la reunión estaba la
antigua directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Anne Kruger.
Las dos propuestas de ésta fueron que Puerto
Rico hiciera bajar el salario mínimo por debajo de los 7,50 dólares la hora
fijados a nivel federal y que se recortaran las subvenciones concedidas a la
Universidad de Puerto Rico. Hubo una manifestación ante las oficinas del
gigante financiero Citigroup en Manhattan, el corazón financiero de
Nueva York,
donde tenía lugar la reunión. Un manifestante entrevistado por Democracy Now!,
David Galarza, dijo: "Vivo aquí, en Nueva York. Soy puertorriqueño y mis
padres y mi familia viven en Puerto Rico...
Todos decimos que no a los planes
de austeridad puestos en pie por los propietarios de los hedge funds y los
gángsters que han creado situaciones similares en Grecia, en España
e incluso
en los Estados Unidos". La Casa Blanca ha anunciado que el Gobierno
federal no dará ni un céntimo. Janet Yellen, a la cabeza de la Reserva Federal
(FED) americana, le ha hecho coro anunciando que este banco no haría nada
tampoco porque estimaba que no había "ningún riesgo" de que una falta
de pago de Puerto Rico tuviera ninguna incidencia en los Estados Unidos y que
el asunto no tenía ninguna importancia.
Es la misma FED que inyectó miles
de millones de dólares en
instituciones financieras como la Citicorp y que
luego les prestó miles de millones durante el krach financiero de 2008. Aquí
tenemos por tanto nuestra propia troika -el Gobierno federal, la Reserva
federal y las instituciones financieras- que a puerto Rico le dice,
sencillamente, que se hunda. La nueva presión sobre Puerto Rico por parte del
capital financiero americano se produce en el contexto de una depresión que
afecta a este grupo insular -archipiélago- desde 2005. El nivel de pobreza es
casi el doble que el del Estado americano más pobre. El nivel de paro es dos
veces más elevado que en los Estados Unidos. El sistema de salud puertorriqueño
está a punto de hundirse.
El sesenta por ciento de la
población depende de programas federales
como Medicare, Medicare Advantage o
Medicaid. Gracias a las políticas de Obama, Puerto Rico no recibe más que el sesenta
por ciento de los fondos que reciben los demás Estados en el marco de Medicare
y el setenta por ciento de los fondos que reciben en el marco de Medicaid. Lo
que significa una pérdida de quinientos millones de dólares que el país, falto
de liquidez, no puede permitirse invertir en gastos médicos de su población. Puerto
Rico está también excluido del Supplimental Security Income Program que ayuda a
los americanos más vulnerables (dependientes,
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