LA CRISIS ES GRAVE PORQUE TRAE LA POSIBILIDAD
DE DESTRUIR LA
VIDA SOBRE EL PLANETA TIERRA.
PARA LA
DESAPARICIÓN DE LA ESPECIE HUMANA...
LOS INSTRUMENTOS YA HAN SIDO MONTADOS.
Escribe
LEONARDO BOFF (*)
Fuente PORTAL del autor
24 de Julio 2015
(*)LEONARDO BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y escritor Uno
de los fundadores de la Teología de la Liberación. en 1985, la Congregación
para la Doctrina de la Fe, dirigida por el Cardenal Ratzinger (ex Papa) le
silenció por un año por su libro “La Iglesia, Carisma y Poder” . Profesor de
ética y filosofía en Brasil. Conferencista en muchas universidades, como
Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín
entre otras. Escribió más de 100 libros, traducidos a diversas lenguas. En
1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood, considerado el
Nobel Alternativo.
Raramente ha habido
en la historia tanta acumulación de situaciones de crisis como en el momento
actual. Algunas son coyunturales y superables. Otras son estructurales y exigen
cambios profundos
, como por ejemplo, la reforma política y tributaria
brasilera. Pero hay una crisis que se presenta sistémica y que recubre toda la
Tierra y la humanidad. Es una crisis ecológico-social. La percepción general es
que la Tierra viva no puede continuar así como se encuentra, pues nos puede
llevar a un cuadro de tragedia con desaparición de millones de vidas humanas y
porciones significativas de la biodiversidad.
En su encíclica sobre “el cuidado
de la Casa Común” el Papa Francisco dice sin rodeos: “lo
cierto es que el
actual sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista” (n.61).
En su peregrinación por los países más pobres de América Latina, Ecuador,
Bolivia y Paraguay, el discurso de cambio estructural y la exigencia de un
nuevo estilo de producir, de consumir y de habitar la Casa Común ha sido
afirmado repetidamente como algo impostergable.
La crisis sistémica es grave
porque carga dentro de sí la posibilidad de destrucción de la vida sobre el
planeta y eventualmente la desaparición de la especie humana. Los instrumentos
ya han sido
montados. Basta que surja un conflicto de mayor intensidad o un
loco fundamentalista del tipo del expresidente Bush para abrir las puertas del
infierno nuclear, químico o biológico hasta el punto de no quedar nadie para
contar la historia. No podemos subestimar la gravedad de esta última crisis
sistémica y global. La actual crisis brasilera es un pálido reflejo de la
crisis mayor planetaria.
Pero incluso así es desastrosa para todos, afectando
especialmente a aquellos sobre cuyos hombros se colocó la carga mayor de los
ajustes
fiscales para salir o aliviar la crisis: los trabajadores y los
jubilados.Comulgamos con la esperanza del Papa Francisco: hay en el ser humano
un capital de inteligencia y de medios que nos “ayudan a salir de la espiral de
autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo” (n.163).
Y finalmente hay
Alguien mayor, señor de los destinos de su creación, que es “el amante de la
vida” (Sb 11,26). Él no permitirá que nos exterminemos miserablemente. En este
contexto
cabe una profundización sobre la naturaleza de la crisis para salir de
ella mejores. Desde el existencialismo, especialmente con Sören Kierkegaard, la
vida es entendida como un proceso permanente de crisis y de superación de
crisis. Ortega y Gasset, en un famoso ensayo de 1942 titulado Esquema de las
crisis, mostró que la historia, a causa de
sus rupturas y reconstrucciones,
posee la estructura de crisis. Esta obedece a la siguiente lógica: (1) el orden
dominante deja de tener un sentido evidente; (2) reina la duda, el escepticismo
y una crítica generalizada; (3) urge una decisión que cree nuevas certezas y
otro sentido, ¿cómo decidir si no se ve claro?, pero sin decisión no habrá
salida; (4) pero tomada una decisión, incluso con riesgo, se abre entonces un
camino nuevo y otro espacio para la libertad. Se superó la crisis.
Un nuevo
orden puede comenzar. La crisis es purificación y oportunidad de crecimiento.
No necesitamos recurrir al ideograma chino de crisis
para saber ese
significado. Nos basta remitirnos al sánscrito, matriz de nuestras lenguas
occidentales. En sánscrito, crisis viene de kir o kri que significa purificar y
limpiar. De kri viene crisol, elemento con el cual limpiamos el oro de las
gangas, y acrisolar que quiere decir depurar y decantar.
La crisis representa
un proceso crítico, de depuración de lo esencial: sólo lo verdadero y
sustancial queda, lo accidental y agregado desaparece. En torno y a partir de
este núcleo se construye otro orden que representa la superación de la crisis.
Esto se traducirá en un curso diferente de las cosas. Después, siguiendo la
lógica de la crisis, este orden también entrará en crisis. Y permitirá, después
de un proceso crítico de acrisolamiento y purificación, la emergencia de un
nuevo orden. Y así sucesivamente, pues esa es la dinámica de la historia.
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