VAN 14 AÑOS DEL ACTO QUE DESATÓ UNA GUERRA
INFINITA
CAMBIANDO EE UU Y DESTRUYENDO OTROS VARIOS
PAISES
CON INVASIONES, INTERVENCIONES, BOMBARDEOS,
ASESINATOS
A
CONTROL REMOTO POR DRONES, RUINA ECONÓMICA, CRISIS…
Escribe
DAVID BROOKS (*)
Fuente
“La Jornada” de
México.
9 Setiembre 2015 .
Publica “Contraingerencia”
26
de septiembre 2015.
(*) DAVID BROOKS (Toronto, 1961), periodista
y escritor canadiense-estadounidense especializado en política. Escribe en el
New York Times y en PBS. Corresponsal de “La Jornada” de México en EE UU.
Responsable de la página editorial del Wall Street Journal, y del Weekly
Standard . Autor entre otros de:”En el
Paraíso Drive: ¿Cómo vivimos ahora”
(2004), “Bobos in Paradise: La nueva clase superior y cómo llegaron
allí” (2000) y “El Animal Social” (2011), grandes éxitos editoriales.
Las
imágenes de la ola de refugiados que inunda Europa se observan en todo rincón
de este país, en las cenas se escuchan conversaciones
muy informadas con los
últimos detalles de los dramas que se viven, los tuits se intercambian entre
personas muy conscientes para que todos, al instante, estén bien enterados, y
finalmente el gobierno de Barack Obama anuncia su enorme gesto humanitario y
generoso de que aceptará a 10 mil sirios el próximo año. El viernes 11 se marcó
el 14 aniversario de la fecha que ha dejado tan profunda huella en este
país. Las dos columnas de luz que alcanzan el cielo
brotan desde donde estaban las Torres Gemelas, mientras miles de turistas se
congregan alrededor del sitio para observar el monumento/fuente/hoyo y la
peregrinación de los familiares de los fallecidos; se inauguró un monumento más
para recordar la fecha en el sitio donde cayó el avión en Pensilvania ese día,
y también se marcó la fecha en el Pentágono. Hace 14 años se desató una guerra
infinita y que ha
Noam Chomsky, en entrevista con La Jornada
tres días después de los atentados del 11 de septiembre, comentó que los hechos
eran un gran triunfo para la derecha en todo el mundo –desde Bush y su gente en
Estados Unidos, sus socios en Europa e Israel, hasta los fundamentalistas de
derecha en el mundo árabe– y que los costos serían pagados por los palestinos,
los pueblos pobres y oprimidos y la izquierda progresista en todo el mundo. Eso
quedó más que comprobado en los hechos. Los refugiados huyen justo de esos
países destruidos en nombre de la
libertad, la democracia y los derechos por
Estados Unidos.
...las armas letales |
Es como si todos estuvieran viendo alguna
catástrofe natural, como si ellos no tuvieran nada que ver, como si las guerras
fueran espectáculos y los ciudadanos estadunidenses y europeos fueran invitados
sólo como observadores. Aún es difícil entender –aunque sí se puede medio
explicar– cómo fue que estos observadores permitieron que pasaran
14 años en
los cuales sus gobiernos devastaron países enteros y aterrorizaran a millones
de madres, padres, hijos, artistas, músicos, obreros, estudiantes, niños, o
sea, gente con sueños, amores y preocupaciones igualitos a los suyos.
No es que todos lo permitieran, muchos
expresaron su oposición, pero el punto es que no los suficientes y así, y por
ello, otros siguen sufriendo múltiples 11-S y sus nombres no son recordados en
las ceremonias del aniversario. De hecho, durante todo este tiempo se ha
buscado que la memoria social sea suprimida por la oficial, la cual omite
asumir responsabilidad por la devastación de los países de donde ahora huyen
millones, los refugiados de las bombas y balas de Washington y Londres, entre
otros. Esta supresión de la memoria ha llegado a tal nivel que los políticos
aquí parecen no tener ninguna urgencia patriótica para rescatar a los
rescatistas de ese día.
Más de 70 mil residentes de todas partes de
este país (incluidos
inmigrantes) respondieron a esa tragedia. Por ejemplo,
recuerdo que un hombre de Kentucky vio por televisión la noticia, fue al banco
a retirar sus modestos fondos, se subióa su coche y manejó sin descansar más
de 12 horas, llegó a Nueva York, ciudad que jamás había conocido, pidió
direcciones a la zona cero y de inmediato se sumó a una fila de voluntarios
buscando sobrevivientes entre los escombros humeantes de las torres. Comentó
que muchos de su brigada no hablaban inglés,
sino varios idiomas, pero afirmó
que todos se entendían, que ese día: todos éramos iguales, todos éramos
hermanos.
Unos 33 mil de esos rescatistas voluntarios
junto con cientos de bomberos y de gente de primeros auxilios padecen
enfermedades hoy día vinculadas con su trabajo en las tres zonas impactadas el
11-S. Se trata de unos 3 mil 700, entre ellos mil bomberos, con cánceres
vinculados a su trabajo en las áreas del desastre, reporta el New York Times.
Sin embargo, por ahora, el Congreso no ha procedido a renovar los programas federales
de asistencia a estos héroes. Pero eso sí, parece haber un presupuesto
ilimitado para operaciones militares por todo el mundo.
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