lunes, 7 de septiembre de 2015

EUROPA ANTE SU NIÑO MUERTO

LOS  EMIGRANTES DEL CALENTAMIENTO GLOBAL, UN
DESASTRE EN PROGRESIÓN QUE SEGUN   ESTIMA ONU
HARAN UN CHISTE LO DE AHORA, INCLUIDO EL TRÁGICO
BALANCE DE LOS MUERTOS QUE HOY SON UNA REALIDAD.

Escribe 
RAFAEL POCH(*) 
Fuente “La Vanguardia”
Publica “Rebelión” 
4 de septiembre 2015

(*) RAFAEL POCH-de-Feliu – (Barcelona, 1956). Graduado en Historia. Escritor. Periodista. corresponsal en China Europa del Este, la URSS / Rusia de “La Vanguardia” de Barcelona. Corresponsal de Die Tageszeitung en España. Redactor de la agencia alemana de prensa DPA en Hamburgo. Es autor, entre otros varios libros, de “China. Un mundo en crisis, una sociedad en gestación”. (Spanish Edition 2009), de "La pertenencia de Tíbet a China”  que nace de su experiencia directa de vida en una nación tan compleja como heterogénea.

Es justo que quienes fomentan guerra y miseria con imperialismo y un comercio abusivo y desigual, reciban las consecuencias demográficas
de sus acciones. «Una imagen que ha dado la vuelta al mundo y despierta las conciencias», explica Bernard Henry Levy, sobre la foto del cadáver del niño sirio varado en una playa turca. El “popular diario” Bild animando una campaña de acogida de refugiados con ayuda de igualmente populares futbolistas. La Canciller Merkel apelando a la humanidad y a los valores, y reafirmando su “gran liderazgo europeo” en esta cuestión, nos explican editorialistas de renombre. Tres momentos que confirman que en Europa ya no hay ni lugar para la vergüenza.
Es la hora de la gran tomadura de pelo. La estrella mediática parisina, agitador de todas las intervenciones
militares del humanitarismo euroatlántico, no relaciona sus prédicas belicistas con el niño muerto huido de Siria. Tampoco lo hizo con las oleadas balcánicas, afganas, libias o iraquíes. Los Estados cuya destrucción y disolución ayudó a justificar en nombre del interés supremo de la geopolítica y economía occidentales, producen éxodos -y terrorismos- claramente identificables. Cuanta más guerra y desolación se siembra en la regiones en crisis, mayor será el flujo hacia Europa. Es una consideración bien banal pero, ¿quién nos la va a

recordar estos días? ¿El “popular diario”, quizás?

Bild es el primer diario xenófobo del continente y el de mayor tirada. Su campaña es genuina: la gran operación de imagen del país del “Nein” y del “Grexit”, cuyo nacionalismo post reunificación -inscrito en los tratados europeos, en las reglas del Banco Central Europeo y hasta en la misma moneda única- ha mandado al traste medio siglo de integración europea y de redención por el desastre nazi. El establishment alemán necesitaba, ciertamente, una campaña
de imagen y la crisis de los refugiados se la ha dado. Alemania recibirá este año 800.000 refugiados, según las infladas cifras del gobierno federal, de momento poco más de 200.000 solicitaron asilo en los primeros siete meses del año.
Alemania es el “primer receptor europeo” de refugiados, el ejemplo para una Francia acomplejada bajo la sombra de su Frente Nacional. “La hipocresía francesa y el ejemplo alemán”, titula el portal Mediapart. ¿Quién recordará que en territorio
alemán se han cometido algunos de los mayores crímenes xenófobos de la posguerra europea-occidental, incluida la mayor trama terrorista de los últimos veinte años (NSU) con manifiestas complicidades en el aparato de seguridad, que es allí donde las residencias para emigrantes arden con mayor frecuencia y donde los pasillos del metro son más peligrosos para los morenos?
Un “ejemplo” que pasa por encima del hecho de que la inmensa mayoría de los “emigrantes” en Alemania son europeos de tradición cristiana. Un paseo comparativo por las calles de Berlín y París ofrece
una evidencia visual abrumadora a este respecto. Una ciudad con los colores étnicos de Marsella es completamente impensable en Alemania, donde el número de matrimonios mixtos entre alemanes y turcos (la excepción) es insignificante. La frase atribuida a un ayudante de Nicolas Sarkozy de que en la crisis actual, “los alemanes administran un flujo, mientras que nosotros tenemos que administrar un stock, por lo mucho que hemos acogido en las últimas décadas”,
Responde a una realidad que los propios franceses ignoran, por más que el racismo y la xenofobia sean problemas verdaderamente paneuropeos. Ciertamente, todo esto no nos lo recordará la Federación de la Industria Alemana (BDI), con sus fantasmagóricas quejas por la falta de mano de obra. Estos sirios educados y de clase media que gritan “¡Germany, Germany!” en la estación de Budapest y que huyen de una guerra que Europa, y Francia en particular, han fomentado. 

No hay comentarios: